domingo, 20 de octubre de 2019

Aquiles y los mirmidones

Armó Aquiles a los mirmidones pasando de una
tienda a otra. Lo mismo que lobos voraces de carne
que, dotados con un corazón de magnífica audacia,
a un enorme venado de cuerna potente, en el monte
despedazan, devoran y en sangre las fauces se tiñen,
y después, en tropel, a las fuentes de un agua profunda
bajan para lamer con sus lenguas delgadas el agua
y se limpian la sangre y eructan porque se bebieron
mucha sangre y los vientres de todos están hinchadísimos,
así jefes y guías de los mirmidones reuníanse
junto al bravo escudero Eácida, de pies ligeros.
Y el intrépido Aquiles hallábase en medio de todos
animando a peones armados de escudos y aurigas.
Homero, Iliada. Canto 16, versos 155-167.

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