domingo, 25 de marzo de 2012

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Hay días en que hay que recordar y recordar alegra el corazón y lo aligera y entonces uno sólo puede decir "gracias,

ya recuerdo."

Y, recordando,
volver a comenzar.
si no ligero,

al menos sabiendo
hacia dónde se va

dejando llegar a uno
lo que lo trajo
y lo que lo envía

siempre
más allá
y más acá

siempre agradecido
y olvidando
y

volviendo a comenzar.

"Iba yo lentamente por el camino de los campos, cuando el sol caído guardaba en el ocaso, como un avariento, su último oro. La luz se hundía en la sombra, más hondo cada vez, y la tierra viuda, segadas ya sus mieses. yacía silenciosa.


De pronto sonó por el cielo la aguda voz de un niño que cruzaba invisible la oscuridad, dejando el hilo de su canción suspenso en la hora callada. Su hogar lo estaría esperando al fin del llano seco, tras los cañaverales, al amparo de los plátanos, de las finas arecas, de los cocoteros y lor verdinegros panes.


Me detuve un momento en mi solitario caminar, a la luz de las estrellas. La tierra profunda se tendía ante mí, abrazando una infinidad de hogares con cunas y camas, con corazones de madre y lámparas encendidas, con vidas jóvenes, alegres de esa alegría que no sabe todo lo que vale para el mundo."

El Hogar. Rabindranath Tagore. La Luna Nueva.

viernes, 23 de marzo de 2012

Nini's

No cabe duda: de niño,
a mí me seguía el sol.

Andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.

Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.

(El fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el niño andante,
y el sol, mi escudero.)

Todo el cielo era de añil;
Toda la casa, de oro.
¡Cuánto sol se me metía
por los ojos!
Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡oh cuánto me pesa el sol!
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo!

Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.-
Cada ventana era sol,
cada cuarto era ventanas.

Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.

Los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.

Y a mí el sol me desvestía,
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.

Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
-¡Ya llevas sol para rato!-
Es tesoro – y no se acaba:
no se acaba – y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
Que ya tanto sol me cansa.-
Yo no conocí en mi infancia
Sombra, sino resolana.


Alfonso Reyes.

viernes, 2 de marzo de 2012

Arcade Fire - Keep The Car Running

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"Entonces fué cuando sucedió ese algo que yo no puedo describir; algo como un temblor o sacudimiento estremeción la fila, de la misma manera que si la fila hubiera sido una res viviente a la que se ha dado un golpe en la cabeza o hubiera sido un cable eléctrico. Ninguno de nosotros sabía por qué se movía, pero nos movíamos y nos empujábamos. Después nos repusimos y seguimos por las callejuelas sucias, doblando esquinas y caminos tortuosos. Las callejuelas torcidas empezaron a producirme una sensación que yo no sé explicar, igual que si se tratara de un sueño. Yo sentía como si todo se hubiera enloquecido, y pensaba que nunca saldríamos de esa confusión. Resulta extraño oírme hablar así, no es cierto? Las calles nos eran todas conocidas, todas figuraban en el mapa. Pero el hecho era real. Yo no tenía miedo de que algo sucediera. Yo tenía miedo de que nunca sucediera nada, que nunca sucediera nada en toda la eternidad.

Apuró su vaso y pidió más whisky. Lo bebió y continuó diciendo:
- Y entonces sí que algo sucedió, Buck. Es realmente indudable que a usted no le ha sucedido nada en la vida. A mí tampoco me había sucedido nada en la vida.
- Que nunca me ha sucedido nada? - dijo Buck, mirándole fijamente - . Qué quiere ustede decir?
- Nunca le ha sucedido nada - repitió Barker con mórbida obstinación-. Usted no sabe lo que es que suceda algo. Se lo pasa sentado en su escritorio esperando clientes y los clientes llegan; usted camina por las calles esperando encontrar amigos y se encuentra con amigos; usted quiere una bebida y la toma; usted tiene ganas de hacer una apuesta y la hace. Usted espera ganar o perder y hace lo uno o lo otro. Pero que sucedan cosas... - y empezó a temblar sin control".

* En El Napoleón de Notting Hill de G.K. Chesterton.