viernes, 5 de diciembre de 2014

* La épica canadiense

Cuando estoy en una tierra lejana
en Grecia o en Italia
pienso en mi país

Como una joven con un dolor de cabeza,
una bolsa de hielo en la frente
y agitando las manos sobre los bosques y arroyos

Como si en un momento de abstracción
los hubiera extraviado
y ahora intenta recordar

Donde los dejó,
o como si estuviera a punto de llamarlos por sus nombres
para hacerlos emerger del crepúsculo creciente

Vendrán cuando llama,
las diez provincias,
o vendrá un apoderado, uno enviando oro

Otra mica o asbesto
otra troncos pelados de abeto rojo y salmón
y otras trigo, manzanas, toros, rosarios

Es entonces que, oliendo a bálsamo y pino,
me veo acercarme a ella
para tomarle las manos agitadas

Y decir: “no tengo ninguna mina en el bolsillo,
tampoco he ido al rodeo
y sólo una vez a un partido de hockey

Donde me quedé dormido en los primeros cinco minutos
de juego. Y digo que tus evangélicos y yokels
con másteres y doctorados en literatura

Deberían estar en un zoológico o circo floreciente:
aun así, mis brazos alcanzan la cintura de tus costas
cuando los levanto para envolverte

En homenaje y cariño. Te amo
por tu vaguedad y tu jaqueca peculiar;
eres una nadie épica y todos nosotros

Estamos escribiendo, y los versos buenos
llegan sin anuncio, espontáneos y libres.
Un día serás honrada por millones”.

*Irving Layton

Chau Chespirito

Me demoré, pero tenía que quedar dicho: chau y muchas gracias.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

*Correspondencias


La Naturaleza es un templo cuyos vivientes pilares, dejan a veces escapar
confusas palabras. El hombre posa allí a través de bosques de símbolos,
que lo observan con miradas familiares.
Como largos ecos que de lejos se confunden en una tenebrosa y profunda unidad
-vasta como la noche y como la luz- los perfumes, los colores y los sonidos
se responden.
Hay perfumes frescos como carne de niño, dulces como los oboes, verdes como
las praderas. Y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes, que tienen
la expansión de las cosas infinitas, como el ámbar, el almizcle, el benjuí
y el incienso, que cantan los transportes del espíritu y los sentidos.

*Charles Baudelaire, Las Flores del Mal, traducción de Ulyses Petit de Murat. Ediciones DINTEL, 1959. Visto en: http://marcelosaraceno.tripod.com/poemasbaudelaire.html, a propósito de una revisión de la ética de la autenticidad, capítulo 8 de Charles Taylor.

PD. A fecha 24.6.2020 me topo a Buenaventura de Bagnoregio, más conocido como San Buenaventura y su teoría de las correspondencias.