viernes, 23 de septiembre de 2011

Pequeño manifiesto del minuto

Duda de quien ría sin reír, la risa mental y fingida
no guste de bailar, ni le place
no lea, cante, componga, pinte o dibuje de vez en cuando
no tenga ninguna actividad que mueva su cuerpo
no disfrute de películas ocasionales en una sala de cine,
de estar reunido en un salón o en un cuarto con amigos
no guste de comprarse ropa nueva
o variar sus atuendos
o su imagen de vez en cuando
De seguro se ha vuelto pesado
y los ángeles, no te olvides, vuelan por ligereza.

Duda de quien llegue a ti sin saludar
agradezca poco
y te haga sentir como un objeto, pues tal vez lo seas.

Duda de quien no puede dejar de estar conectado más de la mitad de su día,
como si el mundo fuera solamente nuestros juguetes o las relaciones que ya hemos creado
de quien no diga alguna vez te quiero,
o de quien crea que el mundo es estar siempre con las mismas personas haciendo las mismas cosas,

Duda de quien siempre esté batallando contra algo
o de cuando te pasas la vida refunfuñando por alguna razón común y aceptada
te falta sol, o luna o verde o mojarte bajo la lluvia.

Duda de ti si puedes estar en un salón sin ventilación muy concentrado
si siempre tienes argumentos o los estás buscando
si al levantarte del computador ya no te extraña la somnolencia alterada que produce
Te faltan palabras de voces queridas o ser regado como planta
o tal vez vivir algo de la aventura de los instintos olvidados y dormidos
tal vez vives como un tigre en una jaula, desnaturalizado

Alégrate si vives así de que alguien te zamarree
del pájaro que te cagó
de las flores que ves sin regar o las regadas
o del tropiezo de algún torpe o tú mismo en la calle
En esos momentos
habrás tenido un momento de otra cosa
pues otras cosas inciertas eres.

y duda, duda sobre todo de este manifiesto del minuto
pues la vida tiene de estos infinitos.