sábado, 31 de diciembre de 2011

Colección de fragmentos pasados (algunos ísimos).

todas esas cosas que no se venden, con una sonrisa puedo comprar

A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba poniendo nombres:
Sueño equivocado, Ángel sin salida, 
Mentira de lluvia en bosque.
Al lindero de mi alma que recuerda los ríos,
indecisa, dudó, inmóvil:
¿Vertida estrella, Confusa luz en llanto, Cristal sin voces?
No.
Error de nieve en agua, tu nombre.

.El Alba Denominadora. Rafael Alberti.
Un momento después un hombre delgado, de media edad, se deslizaba, más que entraba, en el despacho.

*El poeta y los lunáticos. VII, La joya de púrpura. G.K. Chesterton.
O tú y yo estamos jugando
al escondite, Señor, 
o la voz con que te llamo 
es tu voz. 

*Cantos a Unamuno. Antonio Machado.
Una vez más los lugares conocidos los lugares de soledad y de muerte los centímetros cuadrados de tortura los colores de la sangre hasta su último color de tierra

Una vez más el infinito combate las batallas las que se ganaron y esas humildes perdidas de las que no se quiere hablar

Una vez más los suspiros sobre todo los últimos y los primeros y los que están entre unos y otros una vez más el brazo sobre el hombro y el cuerpo sobre el cuerpo

Una vez más todo lo que una vez fue o muchas las pisadas de hoy en la marca de los pies antiguos una vez más la mano en el gesto iniciado e interrumpido y así sucesivamente

Una vez más la ida y el regreso y ahora la esperada fatiga entre dos altas montañas en un suelo de piedra donde la sombra de repente se queda mientras el cuerpo se disuelve en el aire

Así mirar apartado la propia sombra con ojos invisibles y sonreír por ello mientras la gente perpleja busca donde nada hay

Y un niño objetivo se acerca y extiende las manos hacia la sombra que frágilmente aún retiene el contorno pero no ya el olor del cuerpo sumido

Una vez más en fin el mundo el mundo algunas cosas hechas contadas tantas no y saberlo

Una vez más el imposible quedarse o la simple memoria de haber sido

Conforme se concluye que nada hay bajo la sombra que el niño levanta como una piel desollada

Saramago. el año de 1993. 30
No creo en Dios porque nunca lo he visto.
Si él quisiera que yo creyera en él, 
seguro que vendría a hablar conmigo 
y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy!
Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el sol y el luar, 
entonces creo en él,
entonces creo en él a todas horas
y mi vida entera es una oración y una misa
y una comunión por los ojos y por los oídos. 

Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el luar y el sol, 
¿por qué llamarle Dios?
Le llamo flores y árboles y montes y sol y luar; 
porque si él se hizo, para que yo lo viese,
sol y luar y flores y árboles y montes, 
si se me aparece como árboles y montes
y luar y sol y flores
es porque quiere que lo conozca
como árboles y montes y flores y luar y sol. 

Y por eso yo le obedezco
(¿qué más sé yo de Dios que Dios de sí mismo?),
le obedezco viviendo, espontáneamente, 
como quien abre los ojos y ve,
y le llamo luar y sol y árboles y montes, 
y lo llamo sin pensar en él, 
y pienso en él viendo y oyendo, 
y ando con él a todas horas. 

*Pessoa. Alberto Caeiro. En "El cuidador de rebaños".

viernes, 30 de diciembre de 2011

Visitas y cosas

Después de (prácticamente) dos años de ausencia he vuelto a pisar "la tierrita". No había pensando mucho en qué iba a suceder al llegar a Ecuador pero puedo decir que ciertamente pasaron cosas.

La primera. La noche anterior no pude dormir fácilmente. No porque tuviera muchas ideas pero, por lo visto, las cosas adentro se comenzaron a mover.

Segundas, terceras, etc. Ya pisando la tierra y oyendo hablar a nuestra gente (al llegar a la estación, además del calor, ver a los taxistas agrupados; alguno le gritó al que me llevaba a mí "habla pirata") sentí, sin dificultad y ni siquiera tan enterrado, el deseo de querer volver a estar aquí "ya" trabajando. Todo lo que veía y oía era mío o al menos sentía que simplemente lo podía comprender y moverme al ritmo de todo ese movimiento... Creo que comprendí la famosa frase de Dorothy en el Mago de Oz: "No hay lugar como el hogar".

En otros temas. Puedo decir que he visto, al fin!, los logros de la ampliación de la Avenida del Bombero. También he podido notar, pero con algo de perspicacia, la cantidad de nuevos centros comerciales en la ciudad. Muchos y muy rápido. Me estoy volviendo un grinch o vale sospechar de lavado de dinero?

Me he encontrado con varios amigos y amigas pero he tenido que despertar a la realidad. Dado el tiempo reducido que tengo, no creo que alcance a ver a todos los que habría querido ver. He tenido que priorizar, pero esta priorización dista mucho de ser satisfacción. En todo caso, estoy contento del equilibrio que estoy logrando entre tiempo de visita y, tiempo, como este, de ocio tranquilo en el que puedo escribir acá o ponerme a leer algún libro sin pensar en nada más.

So far me quedan algunas visitas más. Haré las que alcance.
No he podido evitar comprar libros.
Ya estuve por el centro.
Estoy contento
(y siempre algo incompleto, pero al menos, contento).
http://sebtikh.blogspot.com/

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cierres

Cosas buenas leídas este año:

G.K. Chesterton - Dickens
El fin de la excepción humana - Jean Marie Schaeffer
Ética de la autenticidad - Charles Taylor
Utilitarismo - John Stuart Mill
The Essential Calvin & Hobbes - Bill Watterson
Persépolis - Marjanne Satrapi
Fernando Pessoa - Antología
José Saramago - Poesías
Ricardo Lobo Antunes - Crónicas
Rainer María Rilke - El libro de las imágenes
Baruch Spinoza - Ética
Ralph Waldo Emerson - Naturaleza, El poeta
Aristóteles - Ética a Nicómaco

De este año, ¿qué me queda?

No todo lo puede marcar a uno pero hay cosas que dejan una cierta y constante resonancia. Intentaré decir algunas palabras sobre ensayos que debí haber escrito.

Puedo decir que de Chesterton me queda el volver a tener presente la musicalidad de la vida. Leyendo este ensayo sobre Dickens (y con Dickens a la mano) pude notar que Dickens influyó mucho en el estilo de escritura de Chesterton y en la totalidad de su concepción de vida. Los pasajes que más me impresionaron fueron aquellos en que hace una defensa de la irrealidad de los personajes de este autor. Si los personajes son irreales es porque son descritos de la manera en que una persona percibe a otra en la cotidianidad. Hay personas que nos caen tan mal que las odiamos y las vemos como encarnaciones infernales, otras que nos alegran tanto que su presencia nos hace sentir emociones que de ser representadas nos harían reír. Recordar este tipo de cosas me ayuda a tomar menos en serio (o simplemente gozar) nuestra manera de vivir la realidad que nos rodea.

En otro sentido me ha agradado Chesterton porque me da la impresión de que es un racionalista extremo.  Cuando se llega al extremo, desde lo que sigue siendo la construcción social, uno parece ver un precipicio de complejidad y mezquindad insuperable. Chesterton lo salta y, en este salto, presenta la posibilidad ante el exceso; la presencia de un algo que se ríe, subyace, acompaña y que conviene buscar. Lo he sentido como una especie de compañero lúcido. Siempre hay algo esperando, lo mejor es ir hasta el extremo. Como soy católico lo asocio con la experiencia del resucitado. Si algo atosiga hay que ir al fondo, tomarse en serio el juego, el Señor está esperando. Subestimar es errar y continuar cargando (y la vida precisamente es liberación).

Del buen Schaeffer me quedo con la puesta en duda de cualquier teleología. Nietzsche lo hace bien pero me deja tan cansado. En algún enfoque leía que su problema era que se quedaba frecuentemente en la criticidad. Es entonces cuando Schaeffer entra y lo plantea de otra manera e inclusive amplía el punto: la relación con el entorno (la tierra de la que salimos y a la que volvemos) tal vez tiene un peso mayor del que podríamos creer. Sostiene, similar a Nietzsche que tal vez no hay teleología del hombre (que parece subyacer inclusive al más escéptico de los racionalistas). ¿Quién dice que la razón no es algún tipo de evolución más relacionada con el ambiente y los recursos que nos podemos proveer desde este? ¿Nos hacemos más inteligentes o simplemente tenemos una capacidad que nos mantiene ocupados y vivos?

En donde se vuelve más interesante es que Schaeffer pone en cuestión el grado de "especialidad" que creemos tener desde argumentos científicos interesantes y en el lado filosófico desde argumentos convincentes y sugerentes (el cuestionamiento de la dicotomía cartesiana_ res cogitans y res extensa_, y su limitación a dejar lo propio del hombre en la cogitans/pensamiento _que parece reafirmarse en Kant_, me dejó pensantivo). Por otro lado, rescata la naturalidad con que se puede tomar esta situación (a la manera de un Hume) y lo que podemos hacer desde nuestra condición. Sí, tal vez no hay una teleología del hombre ni de la razón pero nunca la ha habido y tenemos muchas cosas, ¿por qué entonces debe ser trágico darse cuenta de que tal vez no tenemos algo que nunca tuvimos?

Me alegra porque no lo encontré un libro llorón e histérico. Cuestiona y deja abierta como posibilidad lo que en otros casos sería una catástrofe o un motivo de reaccionaria e histérica "alegría". Algo tan usual cuando encuentro amigos que encuentran nuevos paradigmas...

Charles Taylor. De este autor me queda, y creo que es uno de los mayores premios, uno de los desafíos filosóficos a los que me he sentido invitado y en los que he sentido cierta identificación y búsqueda existencial sin darme cuenta. Este autor plantea algo llamado: el malestar de la modernidad. Su tesis es que la hay y tiene tres vertientes identificables. individualismo extremo, razón instrumental (desde el momento en que se vuelve contra el hombre) y apatía política (consecuencia de las dos anteriores). Sin embargo, no es un trágico, a partir de la afirmación de las dos primeras y reflexiones y citas en torno a ellas se propone la búsqueda del origen de la mismas (desde un punto de vista algo social, histórico y sobre todo en la evolución de las tesis filosóficas. Por ejemplo, en la modernidad surgió el individuo, pero ¿por qué?, ¿a qué respondía y a qué responde ahora?

Me gusta que al igual que Schaeffer, no lo hace desde un discurso lastimero ("el mundo está jodido") sino al contrario, sosteniendo que al buscar las raíces de lo que ahora representa un problema (un individualismo excesivo, el olvido de nuestro origen más común y aun subyacente: nuestra casa y nuestro entorno social) podremos encontrar las cosas a las que respondieron y la manera en que, conociendo su origen, podemos continuar encauzando desafíos que aun no se terminan de desarrollar.

Stuart Mill. Porque es un tipo sensanto. Desarrolla el principio "felicidad es la búsqueda del placer y la exención del dolor". Lo hace a propósito de objeciones a esta tesis, basadas en reducciones a veces al absurdo, que Mill sabe poner en su lugar. Una de sus afirmaciones cumbres (la parafraseo) es la de que no le toca a él precisar lo que es bueno para cada uno, pero que pretende zanjar discusiones que se pierden presentando este sencillo principio como medio dirimente cuando las discusiones se vuelven demasiado abstrusas. Sí creo que su propuesta tiene sus falencias a nivel de su práctica social (no me terminan de convencer sus argumentos sobre la simpatía y la educación, aunque creo que son parte del camino).

Pude ojear también su ensayo sobre la libertad. De éste rescato sus tesis a favor de los personajes excéntricos (y los argumentos sobre estar en guardia cuando hablemos de "buenas costumbres"). Concuerdo plenamente con su mejor argumento: en el mejor de los casos el excéntrico plantea nuevos caminos, en el peor, confirma los caminos transitados. Creo que viene bien en tiempos en que se le quiere decir a cada quien lo que es mejor con una tendencia de homogenización.

Bill Watterson en Calvin & Hobbes
(continuará)