sábado, 8 de agosto de 2020

Lecturas: Vivir con libros; Yo, Robot y Dis Tinta

Durante el tiempo de pandemia me he dedicado a varias cosas de las que iré publicando después. Leer no ha sido una prioritaria entre ellas. Sin embargo, este período peculiar, de todos modos, me ha permitido curiosear y avanzar entre lecturas atrasadas y la aventura de otras nuevas. Diré algunas palabras de las que acabo de terminar.

Vivir con libros, varios autores


"Vivir con libros" es una publicación impulsada por Karina Sánchez, propietaria de la librería independiente Tolstoi en Quito. La realizó como un modo de conmemorar los diez años de vigencia de su librería/proyecto de vida. Recoge 4 relatos en que los autores en carátula narran su experiencia con los libros.

El libro abre con el prólogo de Karina. Debo decir que quedé encantado. Ahí dice dos cosas con las que me sentí identificado: la primera, considerarse como parte de aquellas personas entusiastas de los libros, esto es, que no solo disfrutan del encuentro con ellos, sino que tienen una cierta confianza en el bien que hacen, sea creando un espacio diferente o permitiéndonos cultivar cierta forma de vida interior. En segundo lugar, dice algo que ya percibía como una forma de vida posible: "la vida sobria" que es el gusto por vivir una vida de velocidad distinta a la inmediatez, gustosa de los amigos y que es sostenida por la frugalidad en los medios de vida. Leerlo me llevó a revivir esa experiencia que me invade cuando visito librerías como la suya. También me suscitó una imagen de lo que creo que serían los filósofos epicúreos si vivieran ahora. 

De los relatos puedo decir que me identifiqué con el primero, de Gilda Guerrero y, con el último, de Margarita Borja. Los sentí naturales, como la experiencia de leer o decir o, como el gusto de compartir la aventura de rememorar las impresiones que los libros nos traen. A veces,  a la manera de silenciosas cápsulas de tiempo. El relato de Edmundo Mantilla, lo valoré por su sinceridad pero lo hallé un poco "lírico de más" como para terminar de implicarme. No pude con Salvador Izquierdo. Me gusta su experiencia interior, una que creo algunos compartimos a veces, la de oir llegar referencias literarias mientras hacemos cosas en nuestra vida cotidiana, o cuando descubrimos relaciones en momentos en que las palabras aparecen ante nosotros como revelaciones sensibles. No me pudo su forma: me chocó el recurso a una carta que sentí no honesta, sino artificiosa, demasiado escrita para sí mismo. Sin embargo, esa mirada constante como a una biblioteca de referencias sí es algo que me atrae, tal vez, para otro tipo de relato.

Yo, Robot; Isaac Asimov
Puff! Me vinculé inmediatamente con el primer relato candoroso e inocente, titulado "Robbie", que sigue la relación de una niña con su robot niñera. Sin embargo, descubrí que este libro realmente trata de la fascinante y progresiva especulación de Asimov sobre las relaciones que la humanidad tendría al lidiar con la creciente participación de robots en nuestras vidas. 

Para plantear el experimento, Asimov pone como eje tres leyes de la robótica (ahora famosas) con las que irá jugando de manera progresiva desde el sencillo Robbie hasta, en el último relato, con complejos sistemas computarizados que sostienen un destino estable de la humanidad. 

No le hago justicia a este libro con estas breves palabras. Pero es lo que me puedo dar el tiempo de decir por ahora. Me justifico en el hecho de que la riqueza de sus reflexiones, en el ajuste o aumento de complejidad de aplicación de estas reglas, da para hacer un ensayo más atento de los relatos. Puedo adelantar que el talante especulativo vertido aquí me atrapó mucho más que el primer libro de su saga Fundación, aun cuando los personajes acá, sigan siendo algo acartonados.

Dis Tinta, Liniers y Martín Perez (Compiladores)

Este último ha sido un dulce de estos días. Me encanta dedicarle tiempo a las buenas novelas gráficas y admiro desde mi infancia las tiras cómicas. En este texto Liniers (conocido por la optimista tira cómica Macanudo) y "su autor amigo" presentan un recorrido por autores actuales de la historieta argentina. 

Me ha encantado su dedicada atención a abir una galería para el público de sus contemporáneos. No me imaginé que habría tal cantidad de personas inmersas en ese medio en un solo país de latinoamérica. Los estilos son diversos, comenzando por los de trazos claros e historias de lenguaje concreto, pasando de un salto a los más artísticos y coloridos, y no pudiendo decir que se aterriza en un tipo final, destaco también presencias que describiría como recargadas, de sentidos públicos y autobiográficos y otras,  finalmente, grotescas.  

Comparto aquí un par de entre muchas imágenes: en la primera, llamada Paraná, me gustó mucho el uso de color, el estilo de dibujo y el movimiento. En el segundo, gusté mucho de su concreción en el dibujo y cada viñeta y me encantó lo descabellado de la idea de un robot gigante en una vida ordinaria.