sábado, 27 de abril de 2013

Ond


En algunos países el aroma traspasa el corazón y uno muere
a medio despertar, de noche, mientras pasan un búho y el carro del asesino


y lo mismo alguien en tu vida hablará de amor y dolor

y luego te dejará riéndose.


En ciertas lenguas la caligrafía celebra
el lugar donde encontraste por casualidad la flor del ciruelo y la luna

_la luz del crepúsculo, la forma de las nubes,
grabados para siempre en tu corazón

y el resto del mundo_ caos,
que gira alrededor de tu barca de invierno.

Noche de ciruelo y de la luna.

Años más tarde la compartiste
con el pergamino o aplicaste
la tinta a la piedra
para captar el panorama de una vida.

Condensación de tiempo en las montañas:
tu puerta hinchada por la lluvia, un verano
sin apenas contacto con nadie.
Sólo las campanas de otra aldea.

El recuerdo de una mujer que baja la escalera.

*

La vida sobre una hoja antigua
o sobre un abigarrado sello del siglo V

mundo-espejo del arte:
yaciendo en él como en un lecho.

Cuando la viste por primera vez,
la noche de la luna y el ciruelo,
no pudiste contárselo a nadie.
Grabaste tu deseo
sobre una piedra del río.
Te dejaste atrapar en el roce
de un ala de cigarra,
un poco manchada de tinta.
El indeleble y más oscuro yo.

Un sello, dijo el Maestro,
debe contener inclinaciones y saltos,
“y aquello que se oculta entre las aguas.”

Amarillo, borracho de tinta,
el pergamino se desenrolla hacia el oeste
un viaje por río,  cada historia
un búho en la tiniebla, su chillido de niño
inalcanzable ahora:
ese padre y su hija,
la amante que bajaba desnuda la escalera azul
y cada peldaño vibraba cuando susurraban sus labios.

Quiero morir sobre tu pecho pero no todavía
escribió ella, un día del siglo XIII
de nuestro amor

antes de la edad amarilla del papel

antes de que su historia se convirtiera en canción,
perdida en repeticiones imprecisas

hasta ser atrapada en jade

capaz de contener entre su gama el verde negro
el azul de creta de sus ojos a la luz del día.

*

Nuestro amor mudable, nuestra fe sin luna.

Última tinta de la pluma.

Mi cuerpo en esta cama dura.

El instante del corazón
por donde vago sin descanso, buscando

el punto más débil de la cerca
para atravesarla o saltar.

Saltos e inclinaciones.


* Michael Ondaatje. Última tinta. En Escrito a mano.

jueves, 18 de abril de 2013

E.E. Cummings o la belleza.

Relato del poeta sobre su viaje a Rusia en 1931

«El zorro rojo se inclina hacia mí. Por qué quiere Vd. ir a Rusia?
porque no he estado nunca allí.
(Se desconcierta. Recupérase.)

¿Le interesan los problemas económicos y sociales?
no.

¿Sabe que recientemente ha habido un cambio de gobierno?
sí (dije sin poder refrenar la sonrisa).

¿Tiene Vd. simpatía por el socialismo?
¿puedo permitirme una absoluta franqueza?
¡Se lo ruego!
no sé casi nada acerca de esas cuestiones importantes y estoy aún menos interesado por ellas.

(Sus ojos ponderan mi respuesta.) ¿Qué le interesa a Vd?
mi trabajo.

O sea, ¿escribir?
y pintar.

¿Qué es lo que Vd. escribe?
versos, sobre todo; algo de prosa.

Entonces quiere Vd. ir a Rusia como escritor y pintor, ¿no es eso?
no; quiero ir como yo mismo.»

lunes, 1 de abril de 2013

:)

http://bremaneur.wordpress.com/
http://www.johncoulthart.com/feuilleton/2008/02/06/harry-clarkes-the-years-at-the-spring/
http://www.surlalunefairytales.com/illustrations/nightingale/clarkenightingale4.html