domingo, 5 de junio de 2016

Caminar por la Iglesia de la Compañía

(para ampliar, colaboración para una micropublicación)

Mientras más conozco la Iglesia de la Compañía, siento que más me maravillo y conecto de la historia del Ecuador. Me pareciera que comienzo a conocerlo en Quito, años después, desde el silencio de paredes que hablan.

Varios días a la semana, al regresar del trabajo, entro en ella por la puerta principal sólo por el gusto de dejarme impactar de algún detalle por descubrir. Acompaño recorridos como paseante, otras veces yo mismo guío recorridos de amigos, estudiantes, parientes, colaboradores o nuevos conocidos. Ni chicos ni grandes parecen pasar indiferentes si tienen tiempo de mirar. Recientemente voy descubriendo con mayor atención el sentido central del templo, la Eucaristía, a Jesús sacramentado. Lo anuncian los ángeles en el frontispicio y lo vuelve a anunciar Juan el Bautista niño cuando cruzamos la mampara. Jesús en tiempo presente espera a cualquier caminante delante, silencioso.

En las paredes de la nave central, a nuestros lados, los profetas asoman desde las circunstancias de su tiempo y nos revelan fragmentos aspectos de la presencia del Señor al que hemos de encontrar. Les recomiendo observar las inscripciones en latín que todos llevan y luego observar las pequeñas imágenes que acompañan cada cuadro. Pero se acaba el espacio. Bienvenidos, hay mucho por conocer.