martes, 18 de marzo de 2014

Mapas

- ¿y cómo llegó hasta allí?
- Si zarpas de esta bahía al rayar el alba y navegas rumbo a la luz del sol naciente, siguiendo la línea de la costa, perderás de vista, al poco, nuestro puerto. No te confundas: la montaña que ves al fondo de las colinas no viene hacia ti de verdad. No te de alejes de la costa y déjate guiar por el viento que en esta época del año suele soplar desde el sur. En un momento dado llegarás a las rocas, que te parecerán un rebaño apiñado de bueyes. Una vez allí te diriges a… 
Con estas palabras debió de presentarse el primer mapa. El segundo fue dibujado en la arena o grabado en la roca.
- No lo entiendo. 
- Te lo dibujo.
Claro que esto no ocurrió de verdad, o tal vez sí. Una línea irregular trazada con un palo sobre la arena húmeda y palabras junto al dibujo, palabras que representaban acantilados, estrellas, arrecifes, fondeaderos, corrientes, que hablaban de lo que podía significar el comportamiento de los pájaros, de lo que el color del agua indicaba sobre la proximidad de un río, palabras repetidas siglo tras siglo en puertos y barcos. Acompañaban la azarosa aventura de hombres que se alejaban cada vez más de sus costas, que navegaban rumbo al agujero negro de lo desconocido y que regresaban, si es que regresaban, con nuevos mapas lingüísticos, escritos en el libro de su memoria. El cálculo de la distancia, el temible viento huracanado, la posición de las estrellas eternas, el consuelo de un día cálido y el ciclón devastador…, tan expresivos son estos mapas transmitidos por vía oral que hasta el día de hoy los practicantes de vela pueden seguir con ellos el rastro de los viajes de Ulises. El mundo aun no estaba atrapado en la telaraña de grados de longitud y latitud, constreñido entre las líneas, finísimas y rectas, que recorrían los imprevisibles mares con el rigor de la geometría. Allá donde la costa se hacía invisible, donde la infinitud de los cielos se reflejaba en la infinitud del mar, empezaba el territorio donde uno podía caerse del mundo, un espacio vacío que aun nadie había alcanzado.

Cees Noteboom. Cuando el mundo aun llevaba un gorro de bufón. Fragmento.

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