lunes, 31 de marzo de 2014

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La verdad como desocultamiento.
Y la escucha y la palabra como pertenencia.
El lenguaje es esencial a la Lichtung, al claro del bosque.
Heidegger se sitúa en la tradición de Herder, pero traspone esta forma de pensamiento a su estilo característico. Mientras Herder, al inaugurar la concepción constitutiva todavía habla  en términos de "reflexión", que suena como una forma de conciencia, Heidegger se aleja claramente de esta idea y considera al lenguaje como lo que abre el acceso a los significados; el lenguaje revela.
(...)
Así es como yo creo que hay que entender la concepción heideggeriana del habla del lenguaje. Por ello Heidegger se refiere a nuestra relación con el lenguaje en términos de una invocación a la que estamos atentos. “Los mortales hablan en la medida en que escuchan”. Y puede hablar de la invocación como emanando del silencio. El silencio está donde no hay todavía palabras (las correctas) pero somos interpelados por entidades para desocultarlas como cosas. Por supuesto esto no ocurre antes del lenguaje; sólo puede darse en él. Pero dentro del lenguaje y a raíz de su telos somos empujados a encontrar palabras sin precedentes que nos llevan a romper el silencio. Esta persistencia contrasta con la ruidosa Gerede con la que llenamos el mundo con expresiones de nuestros yoes y de nuestros propósitos. 
Estas palabras sin precedentes (“dichos” es mejor pero palabra es más central) son palabras de poder; podemos denominarlas palabras de recuperación. 
“Y estas cosas que están vivas, que se escapan, entienden que las elogies; transitorias en sí mismas, confían en nosotros para el rescate, nosotros, los más transitorios de todos.” (Rilke, novena Elegía del Duino)

Taylor en Heidegger, el lenguaje y la ecología. Argumentos Filosóficos.

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