domingo, 14 de enero de 2018

Para dejarlo dicho

Entrar a twitter me recuerda lo mucho que debo leer a Merleau-Ponty... Merleau Ponty fue un filósofo fenomenólogo francés que centró su atención en la manera en que los seres humanos percibimos el mundo. De acuerdo a su postura, la manera en que percibimos el mundo tiene todo que ver con la manera en que nos relacionamos con él. Esto es, para él, nosotros "no pensamos solo con la cabeza" sino que lo hacemos desde la totalidad de nuestro cuerpo y la manera en que este se relaciona con la realidad. Así un ser humano siempre va a pensar condicionado por cosas como "cerca" o "lejos", "alto" o "bajo", "atrás" o "adelante" o inclusive, se podría decir, por la manera en que nuestra piel percibe nuestro entorno. 

De ello se van a desprender un montón de cosas (1). Entre ellas la que me llamó la atención fue la idea de que nuestro lenguaje de palabras y conceptos es una experiencia de segundo nivel. Nuestras palabras, nuestros conceptos, son como rudimentarios gemidos que tratan de expresar la manera en que experimentamos las cosas (y eso va desde nuestros propios pensamientos y sentimientos hasta la manera en que la experiencia del mundo que nos rodea aparece reflejada en la manera en que hablamos de la sopa de hoy). Cuando nos expresamos, sugiere Charles Taylor de su lectura de él, estamos articulando esas impresiones/gemidos (2). Sin embargo, nunca podremos captarlo todo. Lo que podemos hacer es articular las cosas de maneras más o menos acertadas a lo deseamos expresar.

De ahí que al mirar twitter, o diciéndolo mejor, al experimentar nuestro modo de utilizar twitter y notar muchos de los duelos que se producen en él sienta casi un dolor de cabeza. Nuestro uso de Twitter se parece demasiado a creer que nuestras expresiones son precisas (algo que considero un terrible hábito del Ecuador). Ese reducido número de caracteres, ese siempre lugar de palabras y esa gran distancia de las personas con las que lidiamos... me llevan a sentir muy rápidamente una esfera demasiado artificial.

Otros me dirán, "pero ¿cuál es el problema? Es mejor tener que no tener espacios como estos. Si no te gusta, no lo uses". Y tendrán razón. Cuando miro las cosas de esa manera me pongo a pensar que Twitter es otra esfera ¿por qué habría de ser igual a la vida real? Desde ahí descubro que mi problema es el modo en que parecemos usarlo y paso a concederle el lugar del desconcierto entre las  novedades que nos rodean. Descubro que no es poco, por ejemplo, que  dé un acceso directo a todos los participantes entre sí. Lo cual es "fantástico" cuando tienes ahí autoridades públicas con las cuales desees comunicarte (al menos es mejor) o personas que han hecho cosas notables. Si hay algún curioso por aquí, John Durham Peters, otro filósofo (vivo actualmente), tiene un estudio de los medios fascinante en  el que hallé un lado positivo a la revolución de los medios (que creo que estamos experimentando. Su libro "Hablar al aire: Una historia de la idea de comunicación" está en las librerías de nuestros país. Lo vi en el Fondo de Cultura Económica en Quito.

Cambiando de tema. Estoy conociendo Belo Horizonte, Brasil. ¡Vaya que uno respira cuando entra en otra cultura! Me gustan sus calles amplias, los árboles que irrumpen en las veredas y sus parques llenos de vida y gente tan distinta. No faltó toparme con una escuela de samba preparándose para el carnaval para terminar de hacerme una primera postal mental.

Ya me han llamado la atención algunas cosas sobre movilidad y espacio público. Tal vez me anime a escribir algo sobre ello.

Saludos a quienes dan la vuelta por acá!

Y no podía faltar: un poco de la música que va permeando la piel. Los dejo con estos dos grandes de acá: Caetano Veloso y Gilberto Gil.



(1) De hecho, Merleau Ponty no piensa desde el aire. Su perspectiva tiene varias influencias, entre ellas Edmund Husserl y Martin Heidegger, quienes también reflexionaron sobre el carácter de nuestra experiencia.

(2) El tema de los "gemidos" que puede sonar un poco tétrico viene de los "gemidos inefables" a los que San Pablo alude en la Carta a los Romanos (Rm 8, 26). Él se refiere a que el Espíritu Santo interviene ante Dios Padre debido a nuestra debilidad y lo hace con "inefables gemidos". Por alguna razón eso se convirtió para mi en esta imagen distinta, en la cual, nuestra experiencia de la vida nunca puede ser expresada del todo y nosotros solo atinamos a articular gemidos de lo inefable.

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