viernes, 4 de octubre de 2013

Gautama

Yo no conozco el budismo, pero veo que no está muy lejos de aspectos de la tradición cristiana...
En mi vida diaria sólo quisiera poder incorporar esa atención a no hablar en vano.

Con eso no me refiero a no expresarme o a siempre expresarme correctamente. Creo que hace falta mucho por explorar ahí. Pero sí me refiero a aprender esa  disposición a no decir la primera estupidez que se nos ocurra. La primera estupidez que a uno se le ocurre suele ser una reacción que no es nuestra, ni del colectivo, sino los reflejos o desechos de opiniones que intentaron decir algo en su momento (sobre un asunto concreto, en un lugar concreto).

No comparto el desprecio de Platón por la doxa (opinión). Yo creo que inclusive en lo más trivial se mueven intentos de comprensión e intercambio de ese gran organismo colectivo que somos. Sin embargo, la opinión reciclada, utilizada para herir (y sin pensar), ésa es la que me parece que una dimensión como la disposición budista puede indicarnos cómo derivar hacia senderos que nos regresen al mundo, en un sentido más amplio que un diminuto jingle y el autogozo de una vanidad diminuta.

Como cristiano debo decir que, aunque soy capaz de orar, admiro esa disposición budista. Parece que este modo de ser y estar menos predispuesto al activismo, permite abrirse a lo que está ocurriendo (y aquí tal vez hay una postura hacia el mundo natural más atenta). 

Pero en eso me reconozco cristiano. A mí me gusta cogerme del cometa y seguirlo. El cristiano es un explorador y un gozoso del cuerpo, pareciera. El budista tiene un sentido más contemplativo. Dichoso el que  aprenda a tomar lo mejor de estos dos mundos desde la riqueza de sus carismas.

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