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lunes, 12 de abril de 2021

Sorpresa electoral

Ayer ocurrió algo nuevo en mi país otra vez. Tuvimos una elección cerrada (al menos de acuerdo a todas las encuentras previas) entre Guillermo Lasso y Andrés Arauz. Ambos candidatos eran considerados como los candidatos de dos oposiciones extremas: Lasso, hacia la derecha, con la visión de la libertad, emprendimiento, reducción del Estado y temor de un giro del país hacia un modelo de izquierda (totalitaria) y, Araúz, que pretendía hablar desde una perspectiva de izquierda, optimista de la visión de un Estado protector y asociado al correísmo, que decía manejar una visión social destacada, sobre todo, por un lenguaje de oposiciones entre buenos y malos, y amigo, al menos en su pasado, de un Estado marcado por la propaganda y la minimización de sus opositores. En la primera vuelta le había ido mejor a Andrés Arauz, con un 35% de votantes a su favor, vs un Guillermo Lasso, con un 16% muy peleado con Yaku Pérez, candidato destacada por discurso social y ecologista y también centrado en las bondades del Estado pero poco claro sobre una perspectiva de crecimiento económico no vinculado a un discurso de bueno y malos (menos cargado de violencia pero centrado en los mismos lugares comunes del correísmo). 

En el medio de la primera vuelta se quedaron candidatos no esperados: Xavier Hervas, el mencionado Yaku Perez y Pedro José Freile. Lo característico o distinto de estos personajes fue su postura marcada por un lenguaje de menor confrontación, deseo de construcción con posturas diferentes y optimista sobre el futuro. Hervas, al perder, ,habló de un diálogo de mínimos entre las posturas en los extremos, que permita hablar de una agenda común de país, Freile, más centrado en una visión de emprendimiento y encuentro y, Pérez, que no tomó a bien su derrota, pero que había sido destacado por su sentido del humor y buena vibra sobre el futuro.

Los porcentajes obtenidos por ellos fueron la sorpresa de la elección, pues eran una salida del discurso marcado entre las dos tendencias extremas entre izquierda y derecha representadas por Lasso y Arauz. Todos nos preguntábamos a quiénes irían esos votos que deseaban algo nuevo pero no se sentían representados por los candidatos de los extremos. Para la segunda vuelta fue muy importante para los ganadores canalizar esos votos.  A ambos les tocó incluir en su discurso temas que habían dejado bajo el tapete: inclusión de la comunidad LGBTI, inclusión del discurso sobre las libertades de las mujeres, mejor definición de su postura sobre los recursos de la naturaleza y un mejor discurso sobre su atención a la atención a los problemas sociales y concreción sobre su visión de reactivación económica. A la vez, una clara necesidad de desmarcarse del gobierno de turno, que ha venido en picada desde los acontecimientos de octubre de 2019 (un evento muy confuso y doloroso que se ha ido aclarando, cada vez más, con el pasar del tiempo). Cómo se leía octubre era uno de los puntos delicados para todos: tanto candidatos como electores. 

En todo caso. Entre los extremos de los que nos tocó escoger, el grupo de votos "de centro" prefirió dos cosas: quedarse desmarcado de ambos grupos y, apoyar la postura de Guillermo Lasso, no tanto por su visión de prosperidad, como por su apuesta más convincente de mantenerse en una línea democrática. 

Hay mucho más que decir, pero debo decir que, desde el abandono en que veo a mi país y la sucesión de tristezas públicas que se han agudizado por la pandemia, me ha sorprendido que el país opte por un régimen de tipo democrático y se distancie de la tentación del autoritarismo, cuyo mejor caldo de cultivo han sido todos los eventos confusos de este último par de años. ¡Qué sorpresa buena, país!  

jueves, 11 de febrero de 2021

Esperanza

Por primera vez en muchos años, sentí que asomó un rayo de esperanza sobre el futuro escenario político del país. No me engaño sobre lo pírrica que pueda ser esa esperanza. Sin embargo, me sorprendió haberla sentido. Tal vez no la había sentido nunca. Fue, como cuando uno de los rayos del sol toca a una planta. Sin tener conocimiento ni sentidos como los nuestros, esta percibe su bondad y se dispone a crecer hacia allá. Así, como esta planta desde su ceguera experimenta la irrupción de algo bueno y fundamental para su vida, así experimenté yo nuestra política el día de ayer. 

¿Qué pasó? En la lucha por el segundo lugar de la primera vuelta electoral, los candidatos a la presidencia de la República Guillermo Lasso (CREO-PSC) y Yaku Perez (Pachakutik) se fueron encontrando diferenciados por un margen muy pequeño de números de votos a favor de cada uno, siendo muy difícil, hasta horas recientes, poder asegurar cuál de los dos resultaría vencedor. La manera en que esta diferencia ha sido presentada por el CNE desde sus primeras afirmaciones sobre el conteo rápido es lo que puso los nervios de punta de todos: en un primer momento hablaron de Yaku como candidato a segunda vuelta y, apenas minutos después, otro de sus funcionarios decía que este candidato era, más bien,, Guillermo Lasso. 

Ecuador, lo sabemos todos quienes vivimos acá, no es un país con instituciones fuertes ni de procedimientos claros. Este CNE, de manera especial, se ha destacado por sus continuos tropiezos durante toda su gestión, en especial, el proceso de elecciones presidenciales. Esta noticia planteada de manera tan poco clara, entre dos grupos tan distintos, apenas año y medio después de una situación muy sensible para el país (eventos de octubre de 2019) disparó la incertidumbre de todos. Sin embargo, de eso no quiero hablar ahora. Octubre de 2019* es un espacio que requiere ser mirado con lupa y sensibilidad.

En el transcurso de estas horas los candidatos Lasso y Pérez han acordado ponerse de acuerdo en aprobar la revisión de las actas en todos los lugares del país en donde haya surgido duda sobre los resultados. A la vez, ambos han anunciado la necesidad de llegar a un acuerdo con su contraparte cualquiera que sea el vencedor por el segundo lugar. Un acuerdo de gobernabilidad mínima. Esta idea surgió de quien ha sido el cuarto candidato destacado de estas elecciones, Xavier Hervas (ID). En lo que concuerdan los tres es en la idea de que deben juntar fuerzas para derrotar en las urnas al candidato que lleva el primer puesto en esta primera ronda de las elecciones: Andrés Aráuz que representa al correísmo.

Sobre qué ha sido el correísmo en este país hay mucha tela que cortar. Pero digamos que concuerdo a grandes rasgos con la historia mainstream de que una victoria de este partido es un posible camino al totalitarismo al estilo latinoamericano**. Más allá de que creo que el significado de ese movimiento en nuestra vida política debe ser mirado con más calma (y nuestra responsabilidad en su buena o mala incidencia***), resueno con ese temor actual y, a la vez, me ha visitado un sentimiento de esperanza al ver a tres grupos tan diversos, ser lúcidos respecto a la necesidad de sentarse a conversar "ya" sobre nuestro destino común. Un "ya" que no se habría dado de no ser este el  escenario, ciertamente. 

Las relaciones casi totalmente antagónicas entre los partidos luchando por el segundo lugar,  representan dos maneras de mirarse como país. Esas dos posturas se encuentran ahora ante la necesidad imperiosa de sentarse a hablar y bajarle un poco a sus grandes diferencias. La lucidez de ver eso  es lo que me da ha dado ese sentimiento de esperanza. 

Por años he visto lo que creo que es uno de los puntos clave de uno de los grandes problemas: una diferencia en cuanto a la identidad de las personas que representan estos grupos y la falta de puntos de conexión entre ambos. Dicho de manera breve: no sé cómo decirlo de manera breve. Desde mi identidad local, guayaquileño, los dos puntos sin tocarse son: el criollo-mestizo guayaco y el indígena de la sierra. Dicho de manera más compleja y dejando afuera regiones diría que es: entre una visión de prosperidad económica sustentada en una cultura de privilegios, clasismo y racismo y una visión comunitaria de la vida, con un lenguaje que parece ser muy simple en lo económico, herido en lo identitario pero, por lo mismo, reconstruido, y muy cercano, al menos en apariencia, a una visión de izquierda radical****.

En mi experiencia personal este embrollo de identidades en conflicto es algo más sencillo de resolver: encontrarse. Pero al madurar al mundo en el que vivo, en donde descubro que no importa la edad, ni la gravedad de la situación, o las evidencias, sino que los grupos humanos preferimos refugiarnos en nuestras costumbres, lenguajes y los grandes discursos de nuestros líderes, creo que este inevitable acercamiento entre líderes de estos grupos ("tan") distintos, precisamente, arrastrará la necesidad de hacer la misma reflexión a nivel ciudadano: encontrarse. 

No estoy seguro de que ese diálogo o acuerdos se logren pero, el simple hecho de que esta idea se haya presentado tan ineludiblemente para tres de cuatro grupos implicados (el tercero es el de Hervas/centro-izquierda), es lo que me ha dado esperanza. El problema y su camino de solución al menos han aparecido, por primera vez de manera ineludible en el radar de nuestra percepción de la realidad y eso me alegra. Creo, por supuesto, que concretar y afinar esos puntos será difícil. Sin embargo, esto ya puede abrir el camino más lento, de buenas soluciones, conversaciones y cambios en nuestras experiencias de relación entre identidades a años plazo. Se siente bien cuando la política toca, al menos por un momento, su caudal mas importante: la conversación colectiva sobre identidades ante el escenario de nuestro destino común.

viernes, 3 de abril de 2020

Notas de una desaveniencia política

Escribo este post para dejar sentadas las inquietudes que me ha generado este problema. Lo escribo como un modo de articular mis propias ideas sobre este y también como un modo poder volver sobre mis propios límites respecto a él. De cierta manera creo que este problema revela, nuevamente, mi rechazo, "desinterés" (1), ingenuidad y torpeza con respecto a temas políticos.

Tuve una desaveniencia con una conocida, Camila. Recientemente ella comenzo a participar de este nuevo movimiento social "Movimiento Barrios en Lucha". Ellos llegaron a los alrededores de Monte Sinaí en los días posteriores a los hechos de octubre 2019 (el paro de transporte que luego pasó a ser un paro poco claro). En estos hechos uno de los movimientos que sí tuvo rostro ahí fue la CONAIE. Camila trabajó como comunicadora de ellos en esos días pero luego, pensé, había dejado su trabajo con ellos para participar de este nuevo movimiento. Por supuesto, no pude evitar hacer una asociación entre el surgimiento del nuevo movimiento, el momento en el que se daba, y el cálculo político detrás de venir a un sector que suele ser botín de emergencia de varios partidos (llegan, usan y se van. Esto puede tomar días, meses o años pero, a la larga, sin algún legado importante o concreto para las personas del sector).

Primera pregunta:
¿ Es malo iniciar un movimiento político? No. Pero sí creo que es malo iniciarlo bajo la apariencia de algo distinto.

De acuerdo a su perfil de Facebook "Movimiento de Barrios en Lucha, es la construcción de un procesos organizativo en los barrios populares de la ciudad de Guayaquil, Ecuador" (4.4.2020). Constan ahí como "organización comunitaria.

Palabras más palabras menos, hacia el mes de diciembre 2019 recibí una invitación a conocer la página de facebook del grupo y, en lo posterior, algunos mensajes de Whatsapp que divulgaban sus posts. Lo que vi fue mensajes de este tipo:

1. 7 de enero de 2020: "Ante la represión del Estado"


2. 14 de febrero de 2020: Bingo comunitario


3. 20 de marzo de 2020: Sugerencias de cuidados ante el COVID19, mezclados con mensajes de denuncia:



4. 23 de marzo 2020: Otro de cuidados sobre el COVID19, con una nueva arenga contra el "Estado" y la mención de "barrios en el olvido".

5. 25 de marzo de 2020: Respecto al mal procedimiento de militares de esos días.



6. 2 de abril de 2020: Un rostro.



Problemas:
1. Usos general negativo de palabras que designan instituciones ("Estado", "Municipio").
¿Cuál es la alternativa? ¿Ninguna institución? Realmente da pereza y uno se siente un poco tonto al intentar armarles algún argumento. Pero veamos: ¿es real imaginar un mundo en donde no existan estas instituciones, inclusive cuando suba el nuevo poder? Estos mensajes, además de dejarme todos esos vacíos parecen fomentar iniciativas personalistas que derivan en caudillismos.

2. No se habla de personas y problemas concretos. ¿Desdé qué sector denuncian qué y a qué servicio en concreto? ¿Ya lo intentaron por lo menos una vez? Dada la realidad del Ecuador una denuncia tan general es posible. En sectores como Monte Sinaí faltan un montón de cosas comenzando por servicios básicos. Sin embargo, hablar desde la generalidad, no permite visibilizar para alguna persona seria, a qué tipo de situación pueden contribuir sumándose a su reclamo o intentando una articulación con otros actores.

3. En la línea de lo anterior: reclamos honestos comienzan por señalar aciertos y desaciertos de las personas concretas que ocupan las instituciones mencionadas. Parte de las cosas que han vuelto risibles los discursos de los derechos humanos en mi país es su falta de concreción y discernimiento de situaciones. Sin embargo, este es un tema complejo por sí mismo y más aún en el tiempo de las redes sociales. Sobre lo primero, solo puede limitarme a la impresión compartida. Sobre lo segundo, la denuncia general vía redes sociales, pues hay ocasiones en que estas denuncias funcionan muy bien (la visibilización rápida de dos abusos en tiempo COVID19 generaron un llamado de atención inmediato en la fuerza pública) pero también hay ocasiones en que la velocidad de estas redes permite se presta para generar denuncias falsas y pánico social.

4. Las categorías grandísimas y difudad de "personas humildes" y "clase trabajadora". Son de uso común en todo político o demagogo local.

5. . Finalmente, me disgusta cuando se va a sectores populares para "fortalecer" a la gente, pero en realidad no se les da herramientas de fortalecimiento que no estén vinculadas a tener círculos de gente a la mano para cualquier manifestación social conveniente al movimiento político. En el fondo, no se va por las personas, se sigue yendo por votos y carne de cañon.

Matices:
- Camila es joven y no es de Guayaquil, ha dejado su ciudad por su interés en problemas sociales. En lo personal, no puedo dejar de notar o valorar decisiones de ese tipo. Sin embargo, creo que eso no implica que uno no se termine prestando para intereses de personas que lo terminan manipulando a uno. En todo caso, eso es algo que tendrá que ver con las experiencias y decisiones que ella vaya tomando en su vida.

- Eso me lleva a un segundo punto. El paso de los años y las propias relaciones interpersonales. Respecto al paso de los años, conozco personas que han participado de los diferentes puntos de vista en torno a situaciones sociales complejas (ONGs- Estado es una de ellas). Es fácil denunciar en un momento, pero cuando pasas a hacer un servicio desde el lado del Estado porque crees que puedes contribuir desde el conocimiento de todos los errores contra los que has luchado, se vuelve un poco difícil ser tan general.

Respecto a las relaciones interpersonales. Es fácil creer que "respetas" posturas (pero al final realmente te valen), pero la posición de uno realmente se tambalea, cuestiona o equilibra cuando personas con las que vinculas o han sido parte de tu vida, forman parte de un punto de vista diametralmente opuesto al tuyo. En situaciones así, los matices se imponen como algo necesario. La humanidad, creo yo, asoma y afloja o hace tambalear, al menos un poco, la visión -llena de respuestas- de la ideología que nos envuelve.

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(1) Cuando digo "desinterés" tengo claro el hecho de que uno piensa y procede de acuerdo al contexto y personas que lo rodean. Salir de esa posición implica un continuo ejercicio de discernimiento que, a la vez, supone al menos dos cosas: cambiar el lugar desde el que se piensa (esto llega también a ser literal), relacionarse con ideas distintas y un ejercicio constante información. En lo que respecta a los temas políticos de mí país, creo cumplir con los dos primeros requisitos (inclusive, parcialmente, con el requisito literal del primero). Respecto al tercer punto me doy cuenta de no logro interesarme en el fenómeno político como la novela que los actores políticos y medios se empeñan en presentar. De ahí que, no sea del tipo de persona que busca mantenerse informado de cada nueva mueca de los actores en cuestión. Acepto esta limitación y ya he dicho más sobre ella en algún otro post. En otro momento dejaré ese link por acá.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Notas Federalismo

Perdonen la simpleza o torpeza de este post. Parto de la premisa de Gadamer de que articular y aventar los prejuicios permite mirarlos, contrastarlos y enriquecerlos. 

La política es inevitable. Cuando joven me era posible creer en un mundo de buenos y malos. Siempre he preferido acercarme a estas divisiones y comparaciones de referentes desde la ciencia ficción y la fantasía: en la infancia mirando a Autobots y Depecticons, a los Thundercats vs Mum Ra a las Tortugas contra Krang y Destructor y así; en la adolescencia, desde los comics de DC y Marvel (sobre todo los de DC Vertigo) . Entre la adolescencia y la juventud adulta fueron El Señor de los Anillos, los personajes de Harry Potter y todo libro, película o comic que se ponía frente a mí (la saga de Unbreakable se estira hasta hoy). 

Aun considero que la ficción y la fantasía son buenos lugares para pensar problemas éticos y políticos pero la vida cotidiana nos lanza a la necesidad de opinar sobre las cosas que ocurren a nuestro alrededor y en el mundo. Esa opinión sin información, sin referentes, sin historia, se convierte en susceptible de fácil manipulación. El día de hoy trato de salir de ese deseo más ideal y de concretar referentes de lo correcto y lo equivocado. Es aburridor, tedioso y tenso pero los continuos tumbos y conflictos del país nos lo ponen de frente como tema prioritario. Creo que aun tengo mucho camino por recorrer en la claridad que pueda esperar de esta inevitable práctica humana. 

El día de hoy la discusión política me lleva a pensar más allá de las características ideales de los líderes en cuestión. Recordaba cómo en muchas experiencias de trabajo me daba cuenta de que había problemas que no eran tanto de las personas como de un diseño errado de estructura o de su caducidad. Atendido ese problema las situaciones mejoraban y ahí ya era posible atender a las dinámicas más concretas y subjetivas entre las personas en cuestión.

Hoy veo nuestro problema político: el hecho de que nuevamente se pone en cuestión el modelo del Ecuador. En palabras de guayaquileños y de líderes indígenas me pareció ver algo común: la necesidad de tener mayor poder sobre el dinero que circula y se pide en el propio territorio. Desde Guayaquil, desde hace años, se plantea la idea del federalismo. La reacción de la comunidad indígena me lleva a pensar que tal vez sea bueno profundizar un poco más en la idea. 

Dejo estas notas aquí para poder regresar. 

Federalismo que parece funcionar
- Suiza
- Estados Unidos
- Alemania
- Bélgica
- Inglaterra

Federalismo que no parece funcionar
- Venezuela
- México
- Brasil
- Argentina

miércoles, 9 de octubre de 2019

Los días raros

(texto en proceso)

En martes 1 de octubre el Presidente Lenin Moreno anunció las nuevas medidas económicas y laborales. Entre ellas el decreto 883 que libera el subsidio a los combustibles (ya se había hecho con la gasolina super y ahora se sinceró respecto a la extra y el diesel). Este subsidio, regía al país desde su instauración hace aproximadamente 40 años (época del boom petrolero). Ninguno de los gobiernos subsiguientes, sobre todo los más recientes, se atrevieron a  tocarlo a pesar de la falsa seguridad que se decía generaba a la economía ecuatoriana.

Las nuevas medidas económicas generaron una primera reacción: el jueves 3 de octubre comenzó un paro de transportistas (urbano y taxis) en todo el Ecuador. El paro duró dos días: jueves y viernes. Para contenerlo el Gobierno Decretó Estado de Excepción. Entre gallos y media noche, la Asambleísta por la Revolución Ciudadana, Gabriela Rivadeneira pidió al Presidente de la Asamblea, César Litardo, convocar a una reunión extraordinaria para plantear la destitución de Moreno por incumplimiento de sus funciones.

Otros incidentes de este primer día de paro fueron el surgimiento de una ola de saqueos, notorios en la ciudad de Guayaquil en Guasmo Sur y Suburbio. Entrada de la 8 e Isla Trinitaria, confirmar.

El propio 3 de octubre Lenin Moreno viajó a la Base Aérea Simón Bolívar de la Ciudad de Guayaquil. 4 de Octubre, segundo día de protestas, fue detenido dirigente de FEDOTAXIS, Jorge Calderón por suspensión de servicio público. A la vez, más detenidos por actos vandálicos en Quito y Guayaquil. Entre estos: manifestantes pretendieron tomarse la Controlaría Nacional. Se informó de la detención temporal de Marlon Santi, Coordinador Nacional de Pachakutic y a Jairo Gualinga, dirigente de la juventud de la Coniae. Se dijo que estas detenciones fueron por actos concretos en vía pública, no de tipo preventivo (?).

Alcaldes de Quito y Guayaquil hicieron pronunciamientos sobre la medida. Sus pronunciamientos fueron críticos más no respaldaron directamente el paro sino su razón de ser: el aumento del costo de pasajes y, por tanto, del costo de la vida que se desprendería del sinceramiento del costo de los combustibles.

Noche del 4 de octubre, Abel Gómez de FENACOTIP dio por terminado el paro de transporte. No se responsabilizó de los actos vandálicos transcurridos durante la jornada. Adució que su levantamiento se produjo por "falta de garantías operacionales".

Nombres relevantes: Abel Gomez, FENOCOTIP; Pablo Castro FEUE, Secretaría General de Comunicación de la Presidencia, Fiscalía del Ecuador, Richard Martínez, Ministro de Economía y Finanzas; María Paula Romo, Ministra de Gobierno y Oswaldo Jarrín, Ministro de Defensa. Gabriela Rivadeneira, Asambleísta Revolución Ciudadana; César Litardo, Presidente de la Asamblea Nacional; Corte Constitucional, Jorge Calderón FEDOTAXIS, Marlon Santi, Pachakutic, Jairo Gualinga, CONAIE.Paralizar un servicio Público: art. 346 COIP. 
Estado de Excepción Arts. 164-165 C. 
Asamblea y Destitución de Presidente: Art. 130 C.

Sábado 5 de octubre 
El movimiento indígena CONAIE continúa el paro, rechaza las medidas...

Una conversación:

El día de ayer asistí a dos marchas. La de la mañana, en la cual participaban algunas feministas y personas del FUT y, la de la tarde, en que participaban varios grupos representativos de la ciudad a nivel formal (Alcaldía y Cámaras, entre otros). En la de la mañana iba una amiga mía, en la de la tarde, conocidos del círculo familiar.

Participé en la de la mañana como una manera muy personal de vincularme con las protestas recientes, sobre todo, en Quito. Apoyando la necesidad de que las comunidades indígenas que protestan sean escuchados. Sin embargo, el acompañamiento no duró mucho. Quienes caminaban avalaban la toma de la Asamblea que se dió el día de ayer y avalaban la posibilidad de tomarse la gobernación, como símbolo de la protesta (que, aceptaban, no devolverían hasta que se ceda a lo pedido).

A favor de ellos puedo decir que iban en paz. En contra, que eran muy ingenuos respecto a la posibilidad de infiltrados en el grupo. Pude ver dos graffiteros wannabe que eran parte formal del grupo pero no algo que pudiera ser más grave. El grupo no superaba una cuadra grande (la mitad del espacio entre Boyacá y García Avilés). Los alcancé cuando salían desde el Parque Centenario hacia la Gobernación. Mi caminar fue conversar con una amiga que estaba presente en el grupo sobre sus razones de manifestarse y sobre las mías de estar en las dos marchas. Nos detuvieron el paso en la calle Boyacá. El grupo quedó contenido ahí y, conociendo sus razones, no me pareció exagerado que lo hicieran. Mientras verificaba el tamaño del grupo la Policía lanzó el primer gas lacrimógeno para dispersarlos. El grupo se dispersó y yo aproveché para ir hacia el lado de la Policía para conocer sus razones. Me hablaron de contener posibles amenazas. Dado que conocía las intenciones del grupo me pareció que lo dicho era acertado por dos razones: al contenerlos les permitían manifestar lo que quisieran y también evitaban que se conviertan en una amenaza más arriba.

Pasado el tiempo el grupo se volvió a reunir y quedar contenido por la policía. Fui a informarle a mi amiga las intenciones de la policía pero ella tenía más claro lo que iba a ocurrir después (más represión). Me despedí. Para mí no tenía sentido estar en una batalla del lado de un grupo que efectivamente estaba en contra de la institucionalidad. Otro hubiera sido el cantar si hubieran estado a favor de resistir expresando su voz. Cuando iba subiendo ví llegar más oficiales por la calle Boyacá y, desde el lado de Nueve de Octubre que va hacia el Rio Guayas, a un contingente militar que me pareció exagerado para el grupo que había ahí. Avisé a mi amiga de lo que veía con un mensaje pero no supe más. Llegué a mi destino y se siguió oyendo ruido.

Volví luego, me pareció que el ruido se pasaba de lo normal. Vi que habían empujado a los manifestantes hacia el Parque Centenario. No entendí la razón de tanta fuerza. Asocié que tendría que ver son dos cosas: o la conveniencia de que no hubieran elementos disidentes para la marcha de la tarde o, la sensatez de la mismo (pues volvemos a la ingenuidad de este grupo respecto a posibles infiltrados).

De ahí vienen momentos incomprensibles. Aparecieron policías motorizados y con los rostros tapados por Boyacá (en donde nunca hubo manifestantes, sin embargo, cedo a la duda del tiempo que no estuve). Sus tubos de escape sonaban como disparos. Sin embargo, no los veía a ellos ni a nadie disparar. Alguien comentó al vuelo que eran los tubos de escape de sus motos.

Me moví calles arriba. Y giré a la derecha tal vez por la cuadra donde tenía oficina el Universo. Volvieron a aparecer los motorizados. Su actitud era agresiva contra cualquiera que estuviera en calle y a la mano. Vi que golpeaban de paso a un hombre que circulaba en moto (¿cómo se podría haber apartado?). No recuerdo si casi me pegan a mí pero sí que su actitud era notoriamente violenta. Alguien resumía después "de pegan y luego te preguntan". Pareció algún tipo de táctica de intimidación pero, ¿contra quién? Inclusive manejaban sus motos de un modo extraño.

Horas después pude ver un video de dos tipos, dentro del momento en que asumo fue la segunda dispersión, que tomaban piedras y objetos grandes para golpear. Pude ver en videos posteriores que efectivamente se había infiltrado gente en el grupo de la protesta y había comenzado a intentar destrozos. Me hizo más sentido aunque pensé que tal vez habría sido más fácil manejar las cosas teniéndolos contenidos pero, ¿qué se yo?

La segunda marcha
Mientras todas esas cosas ocurrían se preparaban las cosas para la marcha oficial de la ciudad. Vi policía y militares alrededor. También la preparación de equipos de audio y televisión grandes. Finalmente, la preparación de una tarima central al final de la Nueve de Octubre al pie de la Rotonda. Me quedé con mis conocidos a la altura de Nueve de Octubre y Pedro Carbo. Había unos animadores haciendo arengas, la melodía del Municipio actual de fondo, gente llegando con banderas, muchos vestidos de blanco. En fin, hacia las 3.30 se comenzó a anunciar la llegada de Cynthia y Nebot.

No recuerdo la hora pero vi a Cynthia llegar por la calle Pichincha con un gran número de personas y a Nebot venir por la Nueve de Octubre seguido de otro séquito similar. En el grupo de Nebot pude ver una especie de telonero que le iba abriendo paso a su grupo. El grupo que lo seguía era variopinto. En la tarima se dieron discursos de: Caterina Costa, Cámara de Industrias, ...

(sigue)

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Preguntas de Kant

¿Qué puedo conocer?
¿Qué debo hacer?
¿Qué puedo esperar?

Parafraseo tres preguntas de Kant.

El mundo de la epistemología y de las ciencias
El mundo de la ética
El mundo de la religión.

Hace poco le decía a una amiga venezolana que cuando la tercera no es cubierta por la religión comienzan a ocurrir cosas raras en la política. Esta se vuelve una promesa de sueños vanos (populismo) o comienza a pretender cubrir espacios abiertos a la especulación: las utopías de mundo feliz de la extrema izquierda, o la respuesta fácil del mercado como la solución de todos los males de las derechas facilonas.

También aparece en esas respuestas fuertes a la pregunta por la identidad en o de los nacionalismos.

Con esto no pretendo decir que la religión debe existir o deba cubrir ese espacio necesariamente. Simplemente afirmo ahora que no me es posible no pensarlo. 

domingo, 5 de mayo de 2019

La necesidad de creer

He llegado a la conclusión de que sí necesito expresar algunos de los referentes en mi vida: personas y proyectos de mi tierra, o de otros lugares, en los cuales pueda creer (para orientarme) o de los que me interese saber más desde la postura de alguien que los mira con una curiosidad atenta. Creo que esto tendré que decirlo en varias "entregas".

Religión: Catolicismo. Es aún mi religión fuente. La entiendo, eso sí, como un mundo referencial. Eso quiere decir que no participo de una perspectiva centrada en fidelidades vanas. Lo que debe ser cuestionado debe ser cuestionado, lo que debe cambiar debe cambiar y, aquello que encuentro como rico en contenido, es materia de acercamiento y práctica para mí. Desde esta perspectiva experimento que me es posible continuar en mi práctica/experiencia religiosa y entrar a dialogar y conocer otras religiones, creencias o perspectivas agnósticas.

Participar de una práctica religiosa definida me permite, por decirlo de alguna manera, experimentar contornos éticos  (modos de proceder y mirar el mundo) y percibir sus diferencias cuando me encuentro con otros. También y, sobre todo, me permite tener una perspectiva "base" del mundo. Me gusta sentirme parte de un mundo con sentido (creo que es algo muy bueno creerme hijo del creador del universo, hermano de mis conciudadanos y garante asombrado de la vida en la tierra). Y, sin embargo, me siento parte de mi generación y experimento que lo religioso, para mí, vuelve a ser lo que se supone que es: una adhesión personal, una respuesta tentativa a preguntas como: ¿cuál es mi lugar? ¿qué puedo esperar?

Respecto a posturas internas sobre temas controversiales. Creo que soy parte de los católicos que sabe y tiene presente que respecto a sus creencias lo que tiene "es" fe (un acercamiento que asiente y espera sin ninguna garantía futura) y no certeza. Por otro lado, me siento suficientemente adulto y formado como para  no sentirme intimidado por los mandatos u opiniones de autoridades por el simple hecho de venir de ellas (lo cual parece ser la vivencia general del católico común cuando se trata de temas de opinión). Que tenga esa postura respecto a pronunciamientos de autoridad en temas controversiales no quiere decir que no me pueda sentir cuestionado por la postura que estas pretenden defender y que sugieren como  la correcta; pero sí lo considero distinto del asentimiento banal y "fiel" que considero un hábito local tosudamente arraigado (que trasciende al fenómeno religioso). Me pueden sumar a la idea de Iglesia entendida como comunidad de fieles que caminan de la mano de un Espíritu Santo que la renueva y guía a través de los tiempos.

En política. Me siento perdido, la verdad. Si entiendo política como el interés por la cosa pública me siento identificado. Pero ¿qué es lo público en un sentido tangible?, lo descubro como mi relación y experiencia directa de ciertas instituciones. ¿Cuándo me siento en relación directa? Cuando puedo dirigirme a ellas para comentar, proponer o reclamar por alguno de los servicios que prestan. También cuando siento que doy voz, detecto o participo de una conversación pública sobre ellas.

Más allá de lo dicho me siento superado. Puedo estar enterado de los temas de política internacional o local y sentir inclinación hacia uno u otro asunto pero no me puedo "adherir" a ninguno de la manera en que me siento impelido por el medio en el que vivo. Lo político me genera la sensación de entrar a un mundo al que no le termino de hallar forma y, ante el cual, sin embargo, me veo lanzado y expuesto a nivel de la necesidad de opinar y decidir sobre temas y personas. Dado que eso es inevitable me es materia de reflexión. Sin embargo, creo que me siento bastante más tranquilo que el ciudadano común ante los temas de opinión candentes porque siento que tengo compromisos y acciones concretas en relación con la vida de mi país o los problemas del mundo.

Debido a que toqué el tema religioso creo que debo terminar mencionando que, respecto a temas vinculados con ciencia no encuentro obstáculos para experimentar los temas de fe y que, más bien, como parte de esta generación, me siento un entusiasta de los temas de ciencia y la exploración en todo sentido.

sábado, 28 de abril de 2018

¿Qué es una ideología?

Hace unos días me topé con la mejor definición de ideología que he escuchado: "pensar desde una ideología quiere decir tomar una parte del todo y, desde ella, pretender explicar el todo." 

De ahí se derivará que la explicación ideológica "no dé" para explicar la realidad que desea abordar y tienda a terminar en generalizaciones forzadas (utopías rosadas) que conducen a su escenario ideal que nunca se dará pero que se ofrece como respuesta insistente a los problemas tratados (en estos días veo que se cree que basta la libre iniciativa -no comprometida- del ciudadano en Latinoamérica, o sea, salir a la calle a protestar por alguna cosa, inclusive destruir pero nada más).

A la vez, se entiende la visceralidad con la que pretende excluir a otras personas que piensan desde lugares distintos. De ahí que una persona de derecha "cruda" no pueda lidiar con una persona de izquierda "cruda" y viceversa. En su sistema no entra el punto de partida del otro y viceversa.

domingo, 18 de marzo de 2018

Poli política 2

Continúo tratando de definir desde donde miro nuestro mundo político.

Tengo claridad de la existencia de tres poderes que reconocemos, a los que estamos habituados y que dan forma a nuestra sociedad política: Ejecutivo, Legislativo y Judicial (omito, por ahora, los que considero de carácter complejo/transitorio (?) agregados por la Asamblea de la Revolución Ciudadana: el electoral y el de participación ciudadana). Sin embargo, creo que sí hay dos poderes más que no se alejan demasiado de lo escrito en ese momento: el llamado "Cuarto Poder" que son los Medios de Comunicación (prensa de TV, radial y escrita pública y privada) y lo que llamaría un "Quinto Poder", cuya presencia se va sintiendo de manera cada vez más fuerte, que son las Redes Sociales* y que expresan, de mejor manera la voz, muy diversa, de los ciudadanos.

Aun no sé realmente qué es ese "poder electoral" al que pretendió aludir la asamblea de ese tiempo. O sea sé que "formalmente" los ciudadanos tenemos que aparecer y se nos da la posibilidad de "elegir" y que eso forma parte de aquello que nos han enseñado a llamar democracia pero, como lo decía en un texto anterior** creo que eso es casi un chiste (y una idea muy cómoda) de participación (y no, no considero a la asamblea de la Revolución responsable de ello, creo que es un tema más grande y que implica también a los propios ciudadanos) y que merece ser revisado.

Respecto al Quinto poder, "las redes sociales", aun falta la aparición de quienes no tienen un acceso constante y natural al mundo cultural sea a nivel de las redes o, más aun, al nivel de la vida cotidiana porque, por x o y razones, vivimos en un Estado en donde la educación, ni el acceso a muchos medios y espacios, es igual para todos. Creo que es imposible negar que hay quienes tienen acceso a un cierto panorama de todo aquello que en el mundo se ha hecho, se ha pensado y que ahora tiene por ofrecer (lo valoren o no) y otros que no tienen una idea cercana de ese mundo hecho y pensado ni tampoco del panorama que está abierto en estos días. Pero ese es otro problema. 

Para otra entrada queda la relación que encuentro entre estos poderes. También creo que debo mirar  mis/nuestras "ontologías", esto es, los relatos míticos que aparecen como primera reacción ante nuestros conflictos (creo que no suena ajena a ningún lector la idea de "tiempos mejores" en que x o y "no estaban por ahí", lo cual revela una cierta manera de entender qué es paz, qué es conflicto, qué es vivir en sociedad).

* Por Redes Sociales me refiero a los medios del internet 2.0: prensa independiente 2.0, Twitter, Facebook, Blogs, Videoblogs, facilidad de captura de momentos a través de cámaras y fácil divulgación de ellos, etc)

** Algún día retocaré ese texto pero recoge mi percepción del rol de los ciudadanos y de la idea de participación en la que nos gusta creer.

domingo, 4 de marzo de 2018

Esperando a los bárbaros

-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.

-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.

-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida.Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.

-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.

-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.

-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.

* Cavafis, Constantino

lunes, 5 de febrero de 2018

Rose

*Este post contiene spoilers sobre The Last Jedi.
"That’s how we’re gonna win. Not fighting what we hate, saving what we love". Rose a Finn en Star Wars, The Last Jedi.
"Siempre" he creído que el cine es un gran vehículo de articulación en la vida de nuestras ciudades: reúne deseos y búsquedas, expresa resonancias y capta los temores de grandes conglomerados de personas que no nos conocemos directamente pero que compartimos muchos referentes comunes dinámicos. Asistir, estar, salir de un cine, y encontrarnos con comportamientos similares nos da cierta tranquilidad de que efectivamente, vivimos entre personas parecidas en ese gran lugar que es la ciudad.

En esta ocasión el lenguaje del cine fue un vehículo de un mensaje que me quedó resonando: aquello que Rose le dice a Finn hacia el final de la película The Last Jedi. El momento es este: La Resistencia se encuentra en apuros, su enemigo, la Primera Orden, los tiene prácticamente cercados y todos comienzan a pensar en acciones desesperadas. Uno de ellos es Finn, quien cree que, si se lanza contra el láser que La Primera Orden apunta hacia La Resistencia, al menos les dará tiempo para huir. Y va. Se sube a una nave y se lanza al ruedo. Nada lo detiene. Cuando todos creemos que de verdad vamos a perder a Finn y que lo veremos partir en un heroico acto de inmolación, plam! algo se le cruza en el camino, choca contra su nave y lo despide hacia un lado, salvándole del efecto destructivo del láser. El choque nos sorprende, ¿y ahora, qué? Además, están tan de moda los actos de inmolación en el cine, que también era lo esperable. Pero no, Finn, no logra su cometido y queda poco tiempo para el fin del rodaje, ¿qué diablos nos pueden decir que valga la pena oír en un momento así? Nada en la película parece indicar otro tipo de acto que salve el momento. Y de pronto, vemos salir de la pequeña nave que ha chocado a Finn a Rose, la mecánica de la Resistencia. Lo levanta, lo halla absurdamente sorprendido (a nosotros también) y le dice: "Así vamos a ganar. No luchando contra lo que odiamos sino, salvando aquello que amamos". No recuerdo si lo besa, pero recuerdo que entendí. La expresión, se podría decir, era cursi ("ok, te enamoraste") pero cierta.

Escribo esto porque creo que la frase expresa algo que yo estaba buscando. Pienso mucho en mi país y en todas las razones que encuentro para no creer en él ni en los míos. Pareciera que ninguna apuesta vale. Meterse en caminos públicos no vale la pena. Paga mal. Siempre hay algo que termina en escándalo. Tenemos poca educación pública, ¿para qué meterse en un mar tan inesperado, manoseado y complejo? Peor aun si se sabe poco de esas aguas. Pero buscar entre los ciudadanos de a pie, tampoco parece valer la pena: andamos demasiado desarticulados, estamos demasiado habituados a nuestra forma de vida, nos gusta lamentarnos y soñar pero, de verdad... no mucho más. En el mejor de los casos "el físico" de nuestros deseos fuertes aun da para poco. Finalmente, buscar entre personas organizadas suele tender a unos romances llenos de idealismo a los que les he perdido mucho dulce. Entonces, ¿qué hacer? 

Suelo auspiciar la búsqueda, las iniciativas. Un medio adolescente como el nuestro, pobre o empobrecido (económico y culturalmente), tiene un reverso positivo: hay mucho por hacer. Existe un campo fértil para crear, para sumar en Ecuador. Lo he hallado algunas veces ya, cuando  he logrado depositarme en un trabajo vinculado con nuestras fronteras sociales o educativas. Después de todo, una cultura no es otra cosa que ese juego de pulsos, palabras y relaciones que tejemos cada día entre los que habitamos este país.

La frase de Rose expresa esa delicadeza o ese horizonte de acción que estaba buscando y que de alguna manera vivía ya (siendo, por naturaleza, un optimista), esa intuición más profunda, aquella que descansa y sobrevive a las ideologías: uno hace las cosas porque las ama. Y si las quiere para otros, pues les cuenta ese amor, o los vuelve testigos y compañeros de ese amor. Así se puede aceptar el tiempo invertido, la desazón y dejarse visitar por la suave alegría que llega de cuidar lo que se ama.

Cuando pienso en mi país lo hallo aun demasiado centrado en combatir lo que teme. Y creo que por eso fallamos. No nos centramos en cuidar aquello que alivia el corazón cuando no hay nada. Las palabras de Rose parecen indicar una manera y un lugar por el que comienzo a caminar: el amor y, si vale la pena, su inevitable contagio.


sábado, 2 de diciembre de 2017

Poli política

Cada vez que trato de seguir sucesos en la esfera política con atención, noto la excesiva atención que se le da a las expresiones emocionales, caprichos y pataletas de los personajes que la habitan. Y, por supuesto, la manera en que la mayoría de estos personajes disfruta de esta frívola exposición. Cuando noto esa excesiva atención, por supuesto, tiendo a querer suprimir mi atención, hacer a un lado toda referencia a los  temas tocados y olvidarlos. Eso, hasta que la excesiva necesidad de atención que el tema o los personajes suscitan vuelve a explotar y uno se ve forzado a mirar de nuevo.

¿Qué hago si el conocimiento de nuestro mundo político me -y nos- aporta tan poco? En algún texto anterior ya mencioné mi perspectiva del problema: el ciudadano de a pie que soy yo y, aquellos con los que me topo, nos encontramos entre dos tendencias: una, analizar el espectro político como quien mira un partido de fútbol desde el graderío (un ejercicio cuya única actividad es informarse y comentar) o, dos, pasar a ser un jugador demasiado metido en el juego, incapaz de mirar alrededor, ni replantear su juego una vez que se ha metido en él. A mi modo de ver, dos posturas que habitan convenientes y rígidos extremos.

¿Por qué escribo estas palabras? Quiero comenzar a definir desde dónde miro y participo yo. Dado que no deseo ser parte del excesivo análisis de nuestro "fútbol político", ni tampoco deseo ser un actor político -en uno de los extremos-, quiero expresar los caminos que sí llevo explorando para afrontar el tema (pues estoy consciente de que la política, la vida en común, es inevitable y, además, es el plano sobre el que sustentamos  nuestra particulares vidas y metas).

¿Desde dónde participo? En primer lugar, lo hago desde mi talante, intereses y preocupaciones. Desde hace mucho tiempo experimento que nuestro mundo político es un camino tan extraño, voluble, y complejo en sus caprichos (un teenager reprimido) que tengo claro que para abordarlo, al menos, lo debo hacer desde el gusto y no desde el mero deber, el desamor o la mala comprensión. ¿Cuáles son esos caminos por los cuáles sí me relaciono con esta realidad política? Tiendo a ir por dos lugares: la comprensión y la experiencia.

La comprensión

Deseo comprender por qué esta larga reincidencia  de la política teenager en el país. Si va a ocupar mi mesa comunitaria, familiar, de trabajo y de joda, deseo que, el menos, la conversación sea algo más que una aburrida conversación de ocasión que siempre vuelve a comenzar o se pierde en wishful thinking (o su versión emo: las autocomplacientes lamentaciones).

¿Qué hago desde la comprensión? Me acerco reforzando lo que sí me gusta conocer: la filosofía, la historia, el arte y la pedagogía (los tres últimos en sentido amplio, esto es, desde distintas ramas y desde una cierta aplicación lúdica o práctica de ellas). La filosofía: la uso porque pude estudiarla y gustarla. Al hacerlo me atrapó llevándome a apreciar que casi todo lo que hacemos está vinculado de una u otra manera con ideas filosóficas. Simplemente es fascinante poder descubrir las ideas o conceptos que orientan nuestro hacer. Por supuesto, nada de eso ocurre en un estado "puro" pero descubro que hay claridad. La historia, en mi caso, porque es el contexto de la filosofía. Eso me lleva al arte y la pedagogía.

El arte. No separo al arte en mera historia del arte sino que lo comprendo como un modo de expresión. Como modo de expresión me interesa por el simple gusto lúdico de intentar expresar cosas saliendo de la esfera del discurso racional. A la vez, porque todo discurso racional está vinculado con prácticas y toda práctica es...expresión. La pedagogía, porque me fascina conocer y, dado que no se de arte pero investigo y me gusta jugar, me llama la atención observar la manera en que expresar las cosas de un modo u otro conduce a nuevos modos de aprender, expresar y relacionarse. A la vez, pedagogía porque siento que nuestro lenguaje referencial es muy corto pero que, a la vez, estamos ávido de concreción, conocimiento y movimiento.

Creo que tomar la esfera del conocimiento así (porque es mi forma de ser, ¿qué se le va a hacer?) me permite mirar a la esfera política como un tema específico de atención y conversación y no como una pérdida de tiempo cercana a la magia (creer que enunciar palabras cambia la realidad), lo onírico (hablar desde wishful thinkings maleables, entretenidos -hasta apasionados- pero desvinculados de efectos posibles y concretos sobre la realidad inmediata) o al fanatismo (la cerrazón en una postura onmicomprensiva/"todo es político", rígida y poco dialogante).

La experiencia.

Gran parte de mi "distancia" respecto al problema político tiene que ver con la manera en que se aborda. Los espectadores-ciudadanos del lado en el que estoy, hablan de los actores en la cancha pero no parecen pisar de manera más amplia la cancha, ni conocer (o desear conocer) el estadio en el que están (que es el que a la larga les permite conversar sobre nuestra específica realidad política).

¿A qué me refiero? Llevo años cerca del trabajo en periferias. Algunos de ellos en Ecuador, otros fuera del país. Sobre todo en Ecuador, que es mi terreno, noto la distancia que hay entre quienes hablan del problema político y quienes ni siquiera aparecen en esa conversación: las personas en las periferias. Sin embargo, a la hora de definir líderes, metas o leyes, se dice que quienes terminan decidiendo las cosas son estas personas de las periferias. Normalmente se las llama "gente del pueblo", "masa", "ignorantes", "cholos", "indios", dependiendo de nuestro estado de ánimo.

En lo personal, me llama la atención al trabajar con "ellos" -los adultos, jóvenes y niños que hacen a las personas de la periferias- los encuentro tan lejos de los ciudadanos "informados" que hablan de política que, cuando me conocen (soy un blanco/mestizo clase media -en el lenguaje rápido y objetivo del guayaco-) creen que soy extranjero. Siempre. Eso es distancia. Efectivamente, personas que "se ven como yo" o crecieron en el mundo que crecí yo van poco por allá/vienen poco por acá. Siempre hay/tienen/tenemos razones.

¿No es contradictorio atribuir a un grupo grande de personas la causa de las malas decisiones y, sin embargo, ignorarlas, no "formarlas" o, ni siquiera conocer su entorno, su mundo? Realmente no creo expresarme desde un punto de vista de justicia social sino desde la mera lógica.

¿Qué tiene que ver esto con la comprensión desde la experiencia? Pues yo creo que tiene todo que ver. Si una parte importante de las decisiones que se toman viene desde las personas de las periferias pues debemos conocer a las personas de las periferias. Y no solo eso, sino, comprender el contexto que es la periferia pues algo debe pasar ahí si se dice que produce gente maleable al mejor discurso o postor.

Sigo en otro momento, se acabó el tiempo por ahora.

martes, 26 de septiembre de 2017

El Pueblo

De paso porque no hay más, pero hay que decirlo.

Una palabra muy gastada y, sin embargo, desconocida. En Ecuador se alude al "pueblo" para decisiones democráticas. Se considera, sin embargo, al pueblo, muy a la manera nuestra, desde la magia y dignidad que creemos que la simple enunciación de la palabra pareciera dar. Pero... ¿Qué quiere decir pueblo desde una perspectiva no demagógica?, ¿Cuáles son los requisitos de un "pueblo" democrático serio? Ese pueblo al que se invoca (y decide) pero que aun no somos (somos un amasijo de intereses mezquinos y distantes, aun como animales que se gruñen con temor, que acuerdan algo y salen corriendo aun) y para lo que no veo un esfuerzo espontáneo de construcción. ¿Dónde está todo el mundo?

No hay pueblo si no hay un lenguaje común. No hay lenguaje común si no se toma en serio que todos valemos algo y que participamos, nos guste o no (¡es inevitable!) en la construcción o continuación de una forma de ser y hacer.

Hay algo en ese "unos sobre otros", en ese otro "unos a pesar de otros" que es una omisión importante.

Pero este texto no busca explayarse en percepciones. Estas son solo el punto de partida de más información a comparar. Tal vez algún día tenga ya los insumos suficientes para decir algo que merezca la pena escuchar. Por ahora solo percibo la anomalía y me esfuerzo por conocer lo suficiente para entender mejor y tener algo que decir al opinar.


domingo, 10 de septiembre de 2017

Pessoa, Caerio

Este es un poema de Alberto Caeiro que siempre viene a mi mente cuando experimento un discurso social con carga ideológica fuerte. No sé si sea porque mi cuerpo "se pone en off" al escuchar a personas que hablan así, o porque realmente concuerdo con la manera en que Pessoa siente estas cosas.

"Ayer por la tarde un hombre de la ciudad
hablaba a la puerta de la fonda.
Hablaba conmigo también.
Hablaba de justicia y de la lucha para que haya justicia
y de los obreros que sufren,
y del trabajo constante, y de los que tienen hambre,
y de los ricos que sólo tienen espaldas para eso.


Y al mirarme vio lágrimas en mis ojos
y sonrió con agrado, creyendo que sentía
el odio que él sentía, y la compasión
que él decía que sentía.


(Pero yo apenas lo escuchaba.
¿Qué me importan a mí los hombres
y lo que sufren o suponen que sufren?
Sean como yo: no sufrirán.
Todo el mal del mundo viene de preocuparnos los unos por los otros,
sea para hacer el bien, sea para hacer el mal.
Nuestra alma y el cielo y la tierra nos bastan.
Querer más es perderlos, y ser infeliz)


En lo que yo estaba pensando
mientras el amigo de los hombres hablaba
(y eso me conmovió hasta las lágrimas),
era en cómo el murmullo lejano de los cencerros
aquel atardecer
no parecía las campanas de una pequeña ermita
donde fueran a misa las flores y los regatos
y las almas sencillas como la mía.


(Alabado sea Dios que no soy bueno,
y tengo el egoísmo natural de las flores
y de los ríos que siguen su camino
preocupados sin saberlo
sólo por florecer e ir corriendo.
Es ésta la única misión en el mundo,
ésta: existir claramente,
y saber hacerlo sin pensar en ello.)


Y el hombre se calló, mirando al poniente.

¿Pero qué tiene que ver con el poniente quien odia y ama?"


Disiento, si toca explicarme, de la perspectiva "egoísta" que Pessoa expresa y, sin embargo, concuerdo con él en la gran distancia que experimenta respecto a su interlocutor.

Este poema expresa esa percepción de "estar totalmente en otro lado" en la manera de responder a problemas sociales. Creo que vivo mis respuestas a problemas sociales de otra manera (desde el gusto de momentos compartidos, los procesos de acompañamiento y la pregunta crítica y constructiva).

He decidido copiarlo acá para poder acceder a él con más facilidad porque esa sensación que me produce aun aparece y he necesitado citarlo ya en varias ocasiones.

viernes, 25 de agosto de 2017

Zoon politikon, Anita Arendt y el diálogo como forma de vida

La definición aristotélica del hombre como zoon politikon no solo guardaba relación, sino que se oponía a la asociación natural experimentada en la vida familiar; únicamente se la puede entender por completo si añadimos su segunda definición del hombre como zoon logon ekhon («ser vivo capaz de discurso»). La traducción latina de esta expresión por animale rationale se basa en una mala interpretación no menos fundamental que la de «animal social». Aristóteles no definía al hombre en general ni indicaba la más elevada aptitud humana, que para él no era el logos, es decir, el discurso o la razón, sino el nous, o sea, la capacidad de contemplación, cuya principal característica es que su contenido no puede traducirse en discurso. En sus dos definiciones más famosas Aristóteles únicamente formuló la opinión corriente de la polis sobre el hombre y la forma de vida política y, según esta opinión, todo el que estaba fuera de la polis esclavos y bárbaros  era aneu logou, desprovisto, claro está, no de la facultad de discurso, sino de una forma de vida en la que el discurso y sólo éste tenía sentido y donde la preocupación primera de los ciudadanos era hablar entre ellos.
ARENDT, Hannah, La condición humana, traducción de Ramón Gil Novales, Espasa, Barcelona, 2005, p.54

jueves, 4 de mayo de 2017

Snob

Este hombre-masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas «internacionales». Más que un hombre, es sólo un caparazón de hombre constituido por meros idola fori; carece de un «dentro», de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aquí que esté siempre en disponibilidad para fingir ser cualquier cosa. Tiene sólo apetitos, cree que tiene sólo derechos y no cree que tiene obligaciones: es el hombre sin la nobleza que obliga -sine nobilitate-, snob. (1)
Tal vez no es la mejor definición de snob que da Ortega pero me dijo suficiente. Me la topé hace pocos días. Hacía una revisión de citas guardadas, buscaba una de Rumí para un amigo, y me topé una suya relativa a las revoluciones. Parafraseando, la cita hablaba de la importancia de crear versus la más fácil actitud de rebelarse. Él mesmo lo dice mejor:

En el orden moral, la tarea máxima del presente consiste en convencer a los hombre vulgares - los no vulgares no han caído nunca en la trampa - de toda necedad inane que encierra ese imperativo de la rebelión, tan barato, tan poco exigente, y cómo, sin embargo, casi todas las cosas contra las cuales el hombre se ha rebelado merecen, en efecto, ser enterradas. La única verdadera rebelión es la creación - la rebelión contra la nada, el antinihilismo. Luzbel es el patrono de los seudorebeldes. (2)

Al revisar la cita, recordé que hay algo que comparto con Ortega: su crítica de nosotros los ciudadanos comunes. Fui a mirar de ojeada La rebelión de las masas y di con esa cita con su definición de snob

Creo que ambas tocan el mismo tema: un cierto talante del ciudadano común de despreciar un país que no conoce, al mismo tiempo que aporta poco a una construcción seria de este, ¿de qué se queja?

Se parecen demasiado el opositor y el convencido del día de hoy: el primero, parece no sentir obligaciones, sino presentarse como un espectador de su desgracia. Su perezosa afición lo obliga a hablar de gente del pueblo (una raza extraterrestre o demoníaca que es la fuente de todos sus males), populismo a secas, borregos ó una cierta fatalidad de la historia. La pregunta nunca tiene que ver con él. El segundo, se suma a una corriente que no entiende y se presenta como victorioso y heroico aunque, en la práctica, sólo rechaza una cultura que tampoco se ha molestado lo suficiente en construir.

Siendo así, pienso, no es raro que los ciudadanos comunes seamos unos snob. Nos bajamos de la conversación antes de tiempo. Es más, creo que no supimos que participábamos de una conversación que continúa  y, en consecuencia, esperamos eternamente una utópica sociedad. Aprendimos a exigir libertad (moderna) sin entender cómo se llegó a esa idea, a qué respondía, ni tampoco qué es lo que implicaba. En resumen, sin conocer que la otra cara de la libertad implica un compromiso permanente. 

Adenda 16/05/2017: han pasado algunos días desde que escribí este post y una idea más me dio vueltas en la cabeza. Siempre pienso en el tema educativo. Yo mismo no me considero una persona suficientemente formada, al menos frente al problema cultural que creo que tenemos. Me explico: sí, salimos adelante en la vida desde la situación de clase media de nuestro país: podemos obtener un título, tarde o temprano hacer dinero, sacar adelante una familia y, en muchos casos viajar. Eso parece llevarnos a creer que somos personas "educadas", cuando más bien sólo logramos sobrevivir dentro de un cierto modelo económico.

(1) pendiente completar la cita: ORTEGA Y GASSET, JOSÉ, La rebelión de las masas, Obras completas, ..... Tomo IV, p.121

(2) Tomé la cita de manera ligera, no tengo más apuntes que estos: Nota de José Ortega y Gasset en El libro de las Misiones en "Misión de la Universidad".

martes, 25 de abril de 2017

Verdad y apariencia

No sé si añoro el contenido de esta reflexión de Platón, pero da para pensar:

¿O no crees -dijo- que sólo entonces, cuando vea la belleza con lo que es visible, le será posible engendrar, no ya imágenes de virtud, al no estar en contacto con una imagen, sino virtudes verdaderas, ya que está en contacto con la verdad?...(1)
En nuestro ejercicio político detecto dos vicios constantes: por un lado acusaciones gratuitas, medias verdades sostenidas a la fuerza y ataques personales altisonantes; por otro, como en un polo opuesto, un esfuerzo exagerado por defender una apariencia demasiado virtuosa y digna, con el discurso del "honor" en la punta de la lengua. La enfermedad y su aparente opuesto, ambas fuertemente posicionadas en el ridículo. ¿Por qué?

Cuando leí la frase de Platón que cito al inicio me pareció entenderlo: tal vez no conocemos de fondo, desde un fundamento claro, el paquete de valores que, se nos dijo, debíamos emular. Si me detengo a pensar, no los recuerdo de manera inmediata, ¿los recuerda usted? Si hablo de memoria recuerdo virtudes católicas: prudencia, templanza, justicia...; también algunas virtudes cívicas: honestidad, respeto, solidaridad. Podría divagar sobre virtudes deseables tanto personales como sociales (¿no es ésa es la manera en que tendemos a cubrir lo que no sabemos?), pero mencionar unos referentes claros, que estén a la mano de cualquier conversador casual, no.

Viene a mi mente la historia de El traje del emperador: "¡el rey está desnudo!", gritaba el niño... y me doy cuenta de que hay algo que no sé bien, algo a lo que no le he puesto la debida atención a pesar de ser fundamental. Si corro a negarlo participo de la enfermedad,  esa apariencia de conocimiento, que es solo una envoltura de lo que preferimos presuponer confiadamente porque lo contrario, aceptar la corta reflexión que le brindamos, la cantidad de veces que el criterio es aplicado a quienes no nos gustan solamente, sería demasiado terrible y vergonzoso.

Pero luego de la aceptación, ¿qué? Correr a expresar un recetario tampoco dice suficiente. Eso se parece demasiado al segundo vicio: desear la infalibilidad y la pulcritud hasta el ridículo. Cumplir con la tarea y continuar con el juego de parecer algo.


Ilustración de N. Goltz

Vienen dos imágenes a mi mente al detenerme aquí: la primera son las palabras de Kant en la "Fundamentación de una metafísica de las costumbres":

Así pues, hemos llegado al principio del conocimiento moral de la razón vulgar del hombre. La razón vulgar no piensa en este principio así abstractamente y en una forma universal; pero, sin embargo, lo tiene continuamente ante los ojos (404) y lo usa como criterio en sus enjuiciamientos. Fuera muy fácil mostrar aquí cómo, con este compás en la mano, sabe distinguir perfectamente en todos los casos que ocurren qué es bien, qué mal, qué conforme al deber o contrario al deber, cuando sin enseñarle nada nuevo, se le hace atender tan sólo, como Sócrates hizo, a su propio principio, y que no hace falta ciencia ni filosofía alguna para ser honrado y bueno y hasta sabio y virtuoso. Y esto podía haberse sospechado de antemano: que el conocimiento de lo que todo hombre está obligado a hacer y, por tanto, también a saber, es cosa que compete a todos los hombres, incluso al más vulgar. Y aquí puede verse, no sin admiración cuán superior es la facultad práctica de juzgar que la teórica en el entendimiento humano...(2)
Recuerdo a mi profesora de ética destacar este pasaje diciendo: "Kant observa que el ejercicio de examinar está dado al hombre común de manera natural: en su vida social cotidiana somete a conversación las impresiones y juicios que experimenta respecto a diferentes situaciones que vive o conoce que otros viven ". Al oírla y revisar el pasaje pensé que tenía razón al destacar la observación de Kant y hacerla más cercana: en la vida cotidiana tendemos a examinar la fundamentación de nuestros actos y los de otros. De ahí, procederá Kant, parafraseando, "compete al filósofo la búsqueda de los principios que los orientan". No creo que para la práctica de opinión pública cotidiana haya que llegar tan lejos, creo que bastaría retomar un autoexamen más honesto y atento de los vericuetos por los que nos conducen nuestras palabras y... aprender a deternos o, inclusive, recomenzar. Eso me lleva a la segunda imagen.

La segunda, es la evocación que hace Rafael de Platón y Aristóteles en La escuela de Atenas. Los dos filósofos caminan conversando en lo que parece ser una plaza pública, tal vez evocando el Ágora griega. Platón viste de morado y rojo, los colores del fuego y el éter; Aristóteles, en cambio, viste de café y azul, los colores del mar y la tierra. No había caído en cuenta de este detalle. De acuerdo a Smarthistory, Rafael, pretende evocar sus distintos talantes: Platón, un talante más especulativo y teórico, mientras que, Aristóteles, es un gran observador práctico. Al recordar esta imagen reforzaba la idea de que, tal vez, un "nuevo" camino sea más sencillo: evocar y conversar libremente sobre los fundamentos de las cosas, a la manera de los personajes en la pintura, o, más aun, a la manera en que, narra Platón, Sócrates devanaba los sesos de la gente conduciéndolos hacia mayor claridad y humildad.


La Escuela de Atenas, Rafael

La conversación, experimento, no termina, pero concluye en la curiosa paradoja de afianzar nuestra confianza al mostrarnos lo poco que sabemos de aquellas cosas que buscamos con vana vehemencia en la vida pública. No seremos dechados de virtud, tal vez porque es imposible e innecesario (mortales somos después de todo) pero ciertamente creo que nos otorgará una más agradable vecindad con una cierta forma de virtud y de verdad, a la par que baja un poco los decibeles a tanta ruidosa, por hueca, vanidad.

(1) PLATÓN, El banquete, trad. M. Martínez Hernández, Gredos, Reimpresión 1988, 211 e, p. 265

(2) KANT, INMANUEL, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, trad. Manuel García Morente, Edición de Manuel Garrido, Editorial Teknos, España, 2005, p.83