Perdonen la simpleza o torpeza de este post. Parto de la premisa de Gadamer de que articular y aventar los prejuicios permite mirarlos, contrastarlos y enriquecerlos.
La política es inevitable. Cuando joven me era posible creer en un mundo de buenos y malos. Siempre he preferido acercarme a estas divisiones y comparaciones de referentes desde la ciencia ficción y la fantasía: en la infancia mirando a Autobots y Depecticons, a los Thundercats vs Mum Ra a las Tortugas contra Krang y Destructor y así; en la adolescencia, desde los comics de DC y Marvel (sobre todo los de DC Vertigo) . Entre la adolescencia y la juventud adulta fueron El Señor de los Anillos, los personajes de Harry Potter y todo libro, película o comic que se ponía frente a mí (la saga de Unbreakable se estira hasta hoy).
Aun considero que la ficción y la fantasía son buenos lugares para pensar problemas éticos y políticos pero la vida cotidiana nos lanza a la necesidad de opinar sobre las cosas que ocurren a nuestro alrededor y en el mundo. Esa opinión sin información, sin referentes, sin historia, se convierte en susceptible de fácil manipulación. El día de hoy trato de salir de ese deseo más ideal y de concretar referentes de lo correcto y lo equivocado. Es aburridor, tedioso y tenso pero los continuos tumbos y conflictos del país nos lo ponen de frente como tema prioritario. Creo que aun tengo mucho camino por recorrer en la claridad que pueda esperar de esta inevitable práctica humana.
El día de hoy la discusión política me lleva a pensar más allá de las características ideales de los líderes en cuestión. Recordaba cómo en muchas experiencias de trabajo me daba cuenta de que había problemas que no eran tanto de las personas como de un diseño errado de estructura o de su caducidad. Atendido ese problema las situaciones mejoraban y ahí ya era posible atender a las dinámicas más concretas y subjetivas entre las personas en cuestión.
Hoy veo nuestro problema político: el hecho de que nuevamente se pone en cuestión el modelo del Ecuador. En palabras de guayaquileños y de líderes indígenas me pareció ver algo común: la necesidad de tener mayor poder sobre el dinero que circula y se pide en el propio territorio. Desde Guayaquil, desde hace años, se plantea la idea del federalismo. La reacción de la comunidad indígena me lleva a pensar que tal vez sea bueno profundizar un poco más en la idea.
Dejo estas notas aquí para poder regresar.
Federalismo que parece funcionar
- Suiza
- Estados Unidos
- Alemania
- Bélgica
- Inglaterra
Federalismo que no parece funcionar
- Venezuela
- México
- Brasil
- Argentina
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