domingo, 29 de marzo de 2020

"Lombrices"

Tengo mi cultivo de lombrices en un pequeño recipiente de tierra y plástico en la parte trasera de mi casa. Mi interés por tenerlas fue doble: mejorar la tierra del colegio en donde trabajo y relacionarme con la vida vegetativa de la tierra desde una dimensión más dinámica que la de las plantas (que también tengo). Comencé con dos lombrices y ahora, cuando las cuento, me topo alrededor de once. Así que alguna cosa estoy haciendo bien.

Las cuido de una manera simple: el recipiente en el que están está un poco elevado. Así no pueden entrar sapos o ningún tipo de predador a buscarlas. De ahí me limito a echarle agua a la tierra un par de veces a la semana. Finalmente, cada dos o tres semanas remuevo la tierra para saber si siguen ahí y si se han reproducido.


Surgen preguntas al lidiar con ellas: he visto un par de ciempies en la tierra ¿pueden ser predadores de ellas?, ¿cuánto tiempo viven?, ¿se puede ver aquello que producen luego de "comerse la tierra"?, ¿hago algún daño importante cuando la remuevo para ver cómo están?

La relación no es fácil, así que busqué conocer algo más que motive mi interés. Sé que lidio con dioses originarios de la tierra (¿hace cuánto existen como lo que son, por cierto?) pero son dioses silenciosos y lentos, con lo que aun no tenemos un lenguaje común. 

Por cosas de la vida y lecturas cruzadas, recordé que tenía un libro de Stephen Jay Gould que compila  artículos sobre historia natural, así que fui a él. Ojeando el índice me di cuenta de que tenía uno sobre lombrices (!) y que, además, años atrás, hasta lo había leído. Esta vez lo miré con los felices ojos de quien siente que tiene un vínculo con aquello que investiga. El artículo resultó ser una revisión de una última obra de Darwin que tocaba el tema de las lombrices The Formation of Vegetable Mould, Through the Action of Worms, With Observations on their Habits. Gould decía que el texto era considerado anecdótico por muchos de sus coetáneos pero que a él le parecía que, más bien, era un ensayo de cierre, en donde Darwin, demostraba una vez más porque era un científico de carta cabal. De acuerdo a Gould, Darwin, supo vincular su amor por la naturaleza (entendida como la atención a los hechos del presente y las hipótesis que uno podía confirmar desde la experimentación con ellos) con las preguntas por la evolución y la ciencia histórica, que solían terminar en el terreno farragoso de la especulación. Al observar el modo en que las lombrices transformaban los suelos, asegura, volvió a hacer una contribución relacionando hechos e historia de una manera plausible para la observación científica. Gould, les aseguro, guía bien el viaje. No por nada decían que fue un gran divulgador. Pero este post se trata de mi relación con las lombrices.

Desde mi pobreza de conocimientos, extraje tres cosas del artículo, al menos por ahora: que poner atención a las lombrices es un acierto; que sí es posible o, al menos vale la pena, poner atención a lo que ocurre en la tierra que trabajan y, que la remoción que estas hacen de la tierra al moverse, triturar y defecar, se hace desde un movimiento que parece ser parejo (cosa que observó en el hundimiento parejo de la tierra en las diferentes estructuras que revisó). Respecto a la segunda observación vale la pena pasar esta cita, porque es un tema que me desconcierta aun pero que dio algo para observar en esta relación:
(...) este mantillo es normalmente de un color negruzgo y de un espesor de unos pocos centímetros. Difiere poco en apariencia en las diferentes regiones, aunque puede reposar sobre diferentes subsuelos. La finura uniforme de sus partículas es uno de sus rasgos característicos fundamentales. 
¿Estás ahí mantillo?

Ahora me siento inclinado a observar las galerías internas que hacen las lombrices y a mirar mejor qué es lo que ocurre en la superficie.

Concluyo este post con un fragmento del cierre del artículo, guarda un pequeño tributo a Darwin y a las lombrices a la vez:
(...) Darwin murió el 19 de abril de 1882. Quería que le enterrasen en el suelo de su pueblo adoptivom donde habría realizado una ofrenda final y corpórea a sus adoradas lombrices. Pero los sentimientos (y el politiqueo) de los colegas científicos y hombres ilustrados obtuvieron un lugar resguardado para que reposara su cuerpo en el seno del bien cimentado suelo de la abadía de Westminster, En última instancia, las lombrices no se verán privadas, ya que no existe permanencia en la historia, ni siquiera para las catedrales, pero las ideas y los métodos tienen la inmortalidad de la razón misma. Darwin desaparació hace ya un siglo y, a pesar de todo, sigue estando con nosotros siempre que decidimos pensar acerca del tiempo.
--
(1) Por cierto, ¿cuántos tipos de lombrices hay? Hasta Gould se limitó a decir "lombrices" y nada más. 

En los días de la peste...

Me lo compartió una amiga el día de hoy:

"Cuando la tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.

Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.

Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.

Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.

Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.

Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamas conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos

Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.

Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.

Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.

Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.

Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado."

(K.O'Meara - Poema escrito durante la epidemia de peste en 1800, hace ya 220 años...)

Actualización 7.4.2020 : Buscando información sobre la autora, encontré este post. En breves palabras, dice que ella es una escritora contemporánea y que han falseado su identidad, tal vez con la intención de darle más emotividad al texto. En otras palabras "I´ve been punked!"
https://www.sopitas.com/mientras-tanto/poema-pandemia-1800-kitty-o-meara-coronavirus/

miércoles, 25 de marzo de 2020

Cuestionario Proust-Pivot

Durante un par de años de mi vida fui fan de las entrevistas del Actors Studio realizadas por James Lipton. Creo que las pude ver a través del canal People and Arts. Me gustaba su aire distendido y su profundidad. 

Me complacía no solo escuchar a los entrevistados contar historias particulares de su carrera actoral sino, también, ver el entusiasmo y gusto de los jóvenes actores al poder preguntar a los invitados x o y temas de su interés particular. Al final, recuerdo con gusto, la entrevista se cerraba con un pequeño cuestionario de diez preguntas que los actores debían responder con una sola palabra y con lo primero que les viniera a la cabeza. De ese momento me encantaba ver cómo afloraba la travesura y espontaneidad de muchos que rompía con las imágenes que tenía de ellos. Se volvían como niños traviesos, humanos, ante nosotros.

Años después, cuando me pidieron que sea acompañante espiritual de estudiantes y yo no sabía muy bien cómo comenzar o cerrar un acompañamiento, recordé ese cuestionario y lo busqué. Descubrí que la idea no había sido de Lipton, quien había hecho una segunda adaptación, sino que había nacido con el escritor Marcel Proust.

En días recientes me he topado con un buen artículo sobre esa versión extendida del cuestionario de la que partipó Proust, en el blog de Raúl Vallejo. Lo dejo aquí para poder volver a este simpático artículo y la historia que cuenta sobre el ahora famoso cuestionario.

http://acoso-textual.blogspot.com/2020/03/cuestionario-proust-pivot-en-revista.html

Y, por cierto, ¡gracias por todo, James Lipton!


domingo, 22 de marzo de 2020

La fama

Aquí está la cita que mencionaba de Virgilio sobre la Fama:
Se echa a andar al punto la Fama por las ciudades libias, la Fama: más rápido que ella no hay mal alguno; en sus movimientos se refuerza y gana vigor según avanza, pequeña de miedo al principio, al punto se lanza al aire y camina por el suelo y oculta la cabeza entre las nubes. A ella la madre tierra, irritada de ira contra los dioses, la última, según dicen, hermana de Encélado y de Ceo, la parió veloz de pies y ligera de alas, horrendo monstruo, enorme, con tantas plumas en el cuerpo como ojos vigilantes debajo (asombra contarlo), como lenguas, como bocas le suenan, como orejas levanta. Vuela de noche estridente entre el cielo y la tierra por la sombra, y no rinde sus ojos al dulce sueño; de día se sienta, vigilante, o en lo alto de un tejado o en las torres elevadas, y amedrenta a las grandes ciudades, mensajera tan firme de lo falso y lo malo cuanto de la verdad. En aquellos días llenaba gozosa de rumores diversos los pueblos e igual cantaba hechos verdaderos y no: había llegado Eneas, nacido de sangre troyana, y se había dignado la hermosa Dido a unirse a este hombre; templaban ahora su invierno con todo regalo descuidando sus obligaciones reales, atrapados en pasión vergonzosa. Difunde la diosa estas mentiras por boca de los hombres. Al punto dirige su rumbo hacia el rey Yarbas y enciende su corazón con palabras y aumenta su enojo... 
Virgilio, La Eneida. Libro IV, versos 173- 175, P.104, Alianza Editorial. 


Saturno, vencido por el Amor, Venus y la Esperanza
1645-46; Simon Vouet 
(Musée du Berry) 
Óleo sobre lienzo

Encontré esta imagen menos monstruosa de la fama pero igual de elocuente en la pintura que les comparto. En esta la fama es la que vuela tocando una larga trompeta. El cuadro, veo, tiene una simbología interesante (La Esperanza, La Verdad y el Tiempo, leo, juegan un rol) pero lo dejo a su investigación. 

martes, 17 de marzo de 2020

Un dios nos visita

*Aíslate, recógete, aléjate.
Hazle caso al virus.
Y léelo. Míralo. También: ámalo.
No estoy haciendo un chiste.
Contra la peste no hay combate.
La única salida de la peste es leerla y entenderla y abrir los ojos,
como muestra Homero, como muestra Sófocles.

Porque a eso vino y no se va a ir hasta que haya hecho lo que vino a hacer.

Y tú ¿qué le pides al virus?

.

Esa cosa diminuta,
invisible, como un puercoespín y una flor y una corona sin cabeza,
echando abajo la arrogancia de la riqueza,
burlando la falsedad del interés y los valores
y desmintiendo sus tiempos,
y borrando las fronteras entre los humanos.

Cómo no adorarlo.

Cómo no someterse y guardarse y, también, maravillarse.


*Carolina Sanín, Colombia. @SaninPazC
https://twitter.com/SaninPazC/status/1239787026293104640
https://twitter.com/SaninPazC/status/1239915663512285186


El texto publicado son dos cadenas de tweets que ví a Carolina Sanín, escritora colombiana. Las edité un poco más para que dieran una impresión de verso en donde eso se perdía. Las publico porque me resonaron y maravillaron. Hasta sus tweets no había imaginado este tema de ese modo. Mi cabeza se fue hacia otras imágenes de obras literarias: La peste, ensayo sobre la ceguera, la máscara de la muerte roja. Sin embargo, el modo en que lo dice me recordó a la que ocasión en que leí la aparición de La Fama en La Eneida de Virgilio. Me cautivó ver las cosas desde esa forma y con esa fuerza.

domingo, 15 de marzo de 2020

Divisiones en tres partes y una nota sobre Hesíodo y Lucrecio

Desde hace un par de años me encuentro armando cuadros del tiempo en Excel que me ayuden a ubicar personajes, situaciones, etc. Uno sobre el cual no había vuelto mucho está dedicado a la prehistoria. 

En este no tenía más avances que unas notas aun desordenadas pero, recientemente, me dio por volver a él y logré darle una forma básica: trazarlo desde las grandes líneas de la edad geológica de la tierra (1). Sin embargo, me topé con un problema: no daba con las palabras paleolítico, mesolítico o neolítico al que otros artículos hacían referencia en ocasiones. Tampoco con la muy conocida "Edad de Piedra",  aquella edad a la que uno vincula todas las imágenes referidas a los hombres de las cavernas, los dinosaurios, o los relatos fantásticos de convivencia entre los dos.

Avanzando un poco en la pesquisa fui a dar con que estos términos tan queridos y familiares para mí sí fueron empleados en el pasado reciente. Surgieron como consecuencia de la estructuración del tiempo ideada por C.J. Thomsen para las exhibiciones del Royal Museum of Nordic Antiquities. En ella dividía las cosas de acuerdo a artefactos hechos de los siguientes materiales: Piedra, Bronce y Hierro (¡al fin!). Resulta que sobre esa división otra persona llamada John Lubbock agregaría la parte que faltaba: Paleolítico, Mesolítico y Neolítico (2). 

En la actualidad, entendí, estas divisiones del tiempo han sido superadas por la de la Edad Geológica de la Tierra de la que hablé al inicio. De acuerdo a ella, mis intereses: dinosaurios y hombres, aparecen a partir de las Eras Mesozoica y Cenozoica de nuestro planeta.

Hasta ahí esta primera nota. 

La segunda es más sencilla, tiene que ver con la división del tiempo hecha por Hesíodo, de la cual, asumí, C.J. Thomsen habría tomado inspiración.

De acuerdo a Hesíodo, las edades conocidas son las siguientes: Edad de Oro, de Plata, de Bronce, Heroica y de Hierro. Lo que recordaba de ellas es que dibujaban un proceso de degradación desde los tiempos de los dioses y los héroes hasta la era de los hombres. Hoy, haciendo estas pesquisas me topé con un contraste interesante hecho por un personaje romano llamado Lucrecio cinco siglos después. De acuerdo a Lucrecio la vida procede de acuerdo a movimientos marcados por cambios de fases. Para éste hay un continuo movimiento de fases que no es de degradación sino que conduce el surgimiento del individuo como resultado de estos movimientos progresivos de la naturaleza.

¿Hacia dónde?, no lo sé, aun no conozco más de su pensamiento o escritos pero me alegró toparme con este contraste a la visión que había marcado mis visitas a las fases míticas griegas. Hasta ahí esa interesante novedad. 

1. Aquí mi referencia de partida clara.
2. Aquí más sobre las divisiones tripartitas mencionadas.

Referencias Literarias y Coronavirus

Algunas referencias que me han venido a la cabeza a manera de impresiones en estos días del Coronavirus como Pandemia que también ha llegado a mi país.

Ensayo sobre la Ceguera - José Saramago
La Peste - Albert Camus
La Máscara de la Muerte Roja - Edgar Allan Poe

martes, 10 de marzo de 2020

Palabras de la vida en las redes: frivolidad

Cada cierto tiempo me topo con la experiencia de esta palabra, frivolidad. Se da cuando intento participar de un tema, aporto algo a este, pero los supuestos autores apasionados no dan una respuesta ni de cortesía, ni de petición de aclaración, solo un silencio que asocio con indiferencia. 

Se dice que las redes son libres y que se puede participar de la discusión que se quiera, etc. Concuerdo. Cuando una persona es grosera conmigo, me despido. Cuando no le entiendo, pido una primera aclaración. Si la cosa persiste o la persona es un troll para responder, ahí aplico el silencio. Pero no es lo que me ha ocurrido cuando me topo con esta palabra. Es un silencio gratuito ante un aporte, un pedido de aclaración o un breve compartir. 

Busqué en el diccionario etimológico de Chile la definición de esta palabra de reincidente experiencia. Aquí lo que leí


Leyéndolo, me doy cuenta de que es la palabra adecuada a mi experiencia: si se toca un tema, se dice algo nuevo o algo honesto pero se pasa por alto gratuitamente "porque sí, porque puedo hacerlo", lo considero válido pero también frívolo, porque parece que se habla de algo abierto a otros pero no es así, sino un mero episodio personal, y no una búsqueda de algún tipo de verdad o experiencia sobre el tema expuesto con quienes participan del foro.

Me disgustan esos sinsabores porque asocio mucho las discusiones en red a las discusiones un foro común en el espacio público. Pasar a alguien por alto de este modo en un espacio así, requiere una justificación, un reconocimiento, así sea un gesto rápido que refleje la impertinencia cuando es el caso. Simular que eso no ocurre en estos espacios desdibuja este acto humano, "rompe" la comunicación, como dice también la segunda acepción.

Se da el caso de que muchos pueden comentar a la vez o de que no sabemos qué ocurre en el mundo del interlocutor. Es parte de las sorpresas de estos medios también.