Escribo este post para dejar sentadas las inquietudes que me ha generado este problema. Lo escribo como un modo de articular mis propias ideas sobre este y también como un modo poder volver sobre mis propios límites respecto a él. De cierta manera creo que este problema revela, nuevamente, mi rechazo, "desinterés" (1), ingenuidad y torpeza con respecto a temas políticos.
Tuve una desaveniencia con una conocida, Camila. Recientemente ella comenzo a participar de este nuevo movimiento social "Movimiento Barrios en Lucha". Ellos llegaron a los alrededores de Monte Sinaí en los días posteriores a los hechos de octubre 2019 (el paro de transporte que luego pasó a ser un paro poco claro). En estos hechos uno de los movimientos que sí tuvo rostro ahí fue la CONAIE. Camila trabajó como comunicadora de ellos en esos días pero luego, pensé, había dejado su trabajo con ellos para participar de este nuevo movimiento. Por supuesto, no pude evitar hacer una asociación entre el surgimiento del nuevo movimiento, el momento en el que se daba, y el cálculo político detrás de venir a un sector que suele ser botín de emergencia de varios partidos (llegan, usan y se van. Esto puede tomar días, meses o años pero, a la larga, sin algún legado importante o concreto para las personas del sector).
Primera pregunta:
¿ Es malo iniciar un movimiento político? No. Pero sí creo que es malo iniciarlo bajo la apariencia de algo distinto.
Primera pregunta:
¿ Es malo iniciar un movimiento político? No. Pero sí creo que es malo iniciarlo bajo la apariencia de algo distinto.
De acuerdo a su perfil de Facebook "Movimiento de Barrios en Lucha, es la construcción de un procesos organizativo en los barrios populares de la ciudad de Guayaquil, Ecuador" (4.4.2020). Constan ahí como "organización comunitaria.
Palabras más palabras menos, hacia el mes de diciembre 2019 recibí una invitación a conocer la página de facebook del grupo y, en lo posterior, algunos mensajes de Whatsapp que divulgaban sus posts. Lo que vi fue mensajes de este tipo:
Palabras más palabras menos, hacia el mes de diciembre 2019 recibí una invitación a conocer la página de facebook del grupo y, en lo posterior, algunos mensajes de Whatsapp que divulgaban sus posts. Lo que vi fue mensajes de este tipo:
1. 7 de enero de 2020: "Ante la represión del Estado"
2. 14 de febrero de 2020: Bingo comunitario
3. 20 de marzo de 2020: Sugerencias de cuidados ante el COVID19, mezclados con mensajes de denuncia:
4. 23 de marzo 2020: Otro de cuidados sobre el COVID19, con una nueva arenga contra el "Estado" y la mención de "barrios en el olvido".
5. 25 de marzo de 2020: Respecto al mal procedimiento de militares de esos días.
6. 2 de abril de 2020: Un rostro.
Problemas:
1. Usos general negativo de palabras que designan instituciones ("Estado", "Municipio").
¿Cuál es la alternativa? ¿Ninguna institución? Realmente da pereza y uno se siente un poco tonto al intentar armarles algún argumento. Pero veamos: ¿es real imaginar un mundo en donde no existan estas instituciones, inclusive cuando suba el nuevo poder? Estos mensajes, además de dejarme todos esos vacíos parecen fomentar iniciativas personalistas que derivan en caudillismos.
2. No se habla de personas y problemas concretos. ¿Desdé qué sector denuncian qué y a qué servicio en concreto? ¿Ya lo intentaron por lo menos una vez? Dada la realidad del Ecuador una denuncia tan general es posible. En sectores como Monte Sinaí faltan un montón de cosas comenzando por servicios básicos. Sin embargo, hablar desde la generalidad, no permite visibilizar para alguna persona seria, a qué tipo de situación pueden contribuir sumándose a su reclamo o intentando una articulación con otros actores.
3. En la línea de lo anterior: reclamos honestos comienzan por señalar aciertos y desaciertos de las personas concretas que ocupan las instituciones mencionadas. Parte de las cosas que han vuelto risibles los discursos de los derechos humanos en mi país es su falta de concreción y discernimiento de situaciones. Sin embargo, este es un tema complejo por sí mismo y más aún en el tiempo de las redes sociales. Sobre lo primero, solo puede limitarme a la impresión compartida. Sobre lo segundo, la denuncia general vía redes sociales, pues hay ocasiones en que estas denuncias funcionan muy bien (la visibilización rápida de dos abusos en tiempo COVID19 generaron un llamado de atención inmediato en la fuerza pública) pero también hay ocasiones en que la velocidad de estas redes permite se presta para generar denuncias falsas y pánico social.
4. Las categorías grandísimas y difudad de "personas humildes" y "clase trabajadora". Son de uso común en todo político o demagogo local.
5. . Finalmente, me disgusta cuando se va a sectores populares para "fortalecer" a la gente, pero en realidad no se les da herramientas de fortalecimiento que no estén vinculadas a tener círculos de gente a la mano para cualquier manifestación social conveniente al movimiento político. En el fondo, no se va por las personas, se sigue yendo por votos y carne de cañon.
Matices:
- Camila es joven y no es de Guayaquil, ha dejado su ciudad por su interés en problemas sociales. En lo personal, no puedo dejar de notar o valorar decisiones de ese tipo. Sin embargo, creo que eso no implica que uno no se termine prestando para intereses de personas que lo terminan manipulando a uno. En todo caso, eso es algo que tendrá que ver con las experiencias y decisiones que ella vaya tomando en su vida.
- Eso me lleva a un segundo punto. El paso de los años y las propias relaciones interpersonales. Respecto al paso de los años, conozco personas que han participado de los diferentes puntos de vista en torno a situaciones sociales complejas (ONGs- Estado es una de ellas). Es fácil denunciar en un momento, pero cuando pasas a hacer un servicio desde el lado del Estado porque crees que puedes contribuir desde el conocimiento de todos los errores contra los que has luchado, se vuelve un poco difícil ser tan general.
Respecto a las relaciones interpersonales. Es fácil creer que "respetas" posturas (pero al final realmente te valen), pero la posición de uno realmente se tambalea, cuestiona o equilibra cuando personas con las que vinculas o han sido parte de tu vida, forman parte de un punto de vista diametralmente opuesto al tuyo. En situaciones así, los matices se imponen como algo necesario. La humanidad, creo yo, asoma y afloja o hace tambalear, al menos un poco, la visión -llena de respuestas- de la ideología que nos envuelve.
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(1) Cuando digo "desinterés" tengo claro el hecho de que uno piensa y procede de acuerdo al contexto y personas que lo rodean. Salir de esa posición implica un continuo ejercicio de discernimiento que, a la vez, supone al menos dos cosas: cambiar el lugar desde el que se piensa (esto llega también a ser literal), relacionarse con ideas distintas y un ejercicio constante información. En lo que respecta a los temas políticos de mí país, creo cumplir con los dos primeros requisitos (inclusive, parcialmente, con el requisito literal del primero). Respecto al tercer punto me doy cuenta de no logro interesarme en el fenómeno político como la novela que los actores políticos y medios se empeñan en presentar. De ahí que, no sea del tipo de persona que busca mantenerse informado de cada nueva mueca de los actores en cuestión. Acepto esta limitación y ya he dicho más sobre ella en algún otro post. En otro momento dejaré ese link por acá.
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