Este post será una prueba supina de mi ignorancia, pero es mi verdad.
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El hermano Silva, anciano de manos y brazos gigantescos y tostados, miró por la ventana del comedor hacia los cielos y me dijo que no, que no llovería hoy. Tal vez, si fuera el caso, ocurriría en la noche. Y la predicción se cumplió.
Lo mismo el día de hoy.
Su explicación era que el río Magdalena estaba hacia el oriente del lugar en el que estábamos y que los vientos estaban soplando también hacia allá. Dado que el río era el lugar más cercano y con mayor cantidad de agua, si fuera a llover en el sector, las nubes deberían venir desde occidente hacia oriente y no alejarse como lo estaban haciendo.
Y así pensé en la lluvia, los vientos y las nubes.
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