Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
y no vuelven allá,
sino que empapan la tierra,
la fecundan y la hacen germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan para comer,
así será mi Palabra,
que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo.
Saldréis con alegría,
os llevarán seguros:
montes y colinas romperán
a cantar ante vosotros
y aplaudirán los árboles silvestres.
Isaías 55, 10-12
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