De Dune hay muchísimo que decir, tanto que no sé por dónde comenzar para una breve reseña de mi experiencia de lectura.
Dune cuenta la historia de Paul Atreides y su ascenso al poder en un conglomerado intergaláctico. La historia transcurre miles de años en el futuro de la humanidad. En ella se explora un futuro alejado de la inteligencia artificial, aunque no por ello no tecnológico, y sostenido sobre todo por la capacidades de autoconocimiento, autocontrol, cálculo y cierta forma de previsión del futuro. En el desarrollo de estas están implicados dos grupos: las Bene Gesserit, que son una especie de secta religiosa con un plan eugenésico/político y, la Cofradía, interesada en sostener los viajes interestelares. Cada uno de estos grupos se destaca por el interés en la preservación de alguno de estoas rasgos. En el caso de las Bene Gesserit, consiste en preservar aquellos relacionados con la capacidad de autoconocimiento y el autocontrol (que conduzan a un buen manejo político) y, en el caso de la Cofradía, en mantener y desarrollar las capacidades racionales más vinculadas con el cálculo de información por las cuales se sostienen los viajes intergalácticos.
Paul crecerá en este mundo de sensibilidad política y cálculos informativos y vivirá un viaje del héroe algo clásico: la amenaza y pérdida de todo lo conocido y, sin embargo, la supervivencia y cultivo de unas capacidades que le prefiguran un gran futuro. Paul, como se anuncia desde las primeras páginas, probablemente es el Kwisatz Haderach, una especie de Mesías, un Bene Gesserit macho, capaz de llegar a todos los rincones de la presciencia (previsión del futuro) y, por lo tanto, visible como un posible buen regente de la Alianza de Casas Intergalácticas y mucho más. Lo interesante es que este destino no va siendo algo deseado por Paul tanto como algo que le ocurre a pesar suyo. Este drama de crecimiento está contado con tal maestría que uno asiste a este proceso anunciado desde la primeras páginas y siempre se siente como testigo presencial de ese camino y las incertidumbres que le traza al protagonista.
Pasando a la opinión, lo que me gustó mucho de esta novela es que el autor, Frank Herbert, se toma su tiempo para crear la historia no solo de Paul, sino de todos lo que le rodea de una manera detallada. Detallando personalidades, intrigas, pero también tecnología y el contexto económico y ecológico del planeta Arrakis, en donde transcurre prácticamente la totalidad de la historia.
Debo decir que, al comenzar, me costaba imaginar una historia interesante y que parecía tan extensa, desarrollándose en un planeta desértico. Sin embargo, Arrakis, más conocido como Dune (Duna), con sus personajes, ecología y misterios, se me volvíó un lugar de interés. Dune, por su carácter desértico es un planeta muy escaso de agua, lo cual lo vuelve un lugar de prueba de temperamento y de fuerte creatividad para la supervivencia. A la vez, esta historia, sin ser parte del género de ciencia ficción dura, abre mundos de imaginación en muchos frentes. En Dune hay naves gigantescas, ornitópteros, destiltrajes, escudos corporales, mentats (seres humanos como supercomputadores) y gusanos gigantescos que habitan el desierto, por mencionar solo algunos de los componentes del gran mundo descrito en esta historia.
Sobre el autor. Por su riqueza y variedad diría que Herbert tiene mucho de Tolkien o George R,R, Martin pero en un contexto futurista y espacial. Tiene un gran manejo de la narrativa, por lo cual es interesante seguirlo tanto en los diálogos como en las descripciones de contexto. Escuchando alguna de sus entrevistas le oí decir que su interés en Dune era explorar el tema de la dependencia de un solo recurso (en su tiempo hacia un paralelo con el petróleo a través del agua en esta historia) y, a la vez, la buena o mala incidencia de los líderes carismáticos, que veo que es un tema del que aquí apenas genera un gustoso abrebocas. También leí que al inicio de su vida laboral fue un periodista empírico y consideró estudiar historia, cosa que explicaría su minuciosidad para con el contexto.
Sobre el libro. Dune está dividido en tres partes y además viene con cuatro apéndices dedicados a la política, ecología y religión que forman parte del contexto de la historia. Además tiene un pequeño diccionario de términos y una página de notas sobre la cartografía de Arrakis. Todos fascinantes de leer, en la medida en que uno se va adentrando en la historia.
Si se es un nuevo lector, el libro es ancho e intimidante. Vale decir que me fue importante tomar notas en algunas hojas para poder hilar varios elementos de la historia en un principio. Sin embargo, en lo posterior comencé a llegar al mundo de Dune como un lugar familiar. Herbert sabe construir y dar "el tempo" indicado a la aparición de cosas que insinúa y va presentado con maestría. A la vez, sabe arriesgar y apostar de modo dramático cuando se lo espera y también cuando no es así, lo cual lo hace una lectura fascinante.
Hay más que decir pero estas son mis primeras impresiones a compartir sobre esta lectura.
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