(post en proceso...)
A propósito de las lecturas de estos días, dentro de mi camino de experiencias religiosas, esta frase que San Pablo pronuncia ante los griegos del aréopago: "porque en Él vivimos, nos movemos y existimos" se me presentó un día como una gran claridad: dejó de ser solo "una frase que dijo San Pablo", que tal vez debía escuchar con una atención devocional, pero desde cierta incomprensión o perplejidad, a ser comprendido como un mensaje, un compartir existencial que llegaba hasta el presente, de la manera en que Dios no solo "Dios era", sino que estamos insertados en Él.
Más allá del hecho evidente de estar habitando dentro de Dios, algo que me resonó mucho de la frase es que implica hablar siempre de un tiempo presente. Dios, no nos creó en el pasado, sino que se recrea y nos recreaba cada día.
Pero yendo a lo que llamó mi atención hoy: Escuchando con más atención la situación y la explicación del sacerdote sobre el discurso de Pablo en el areópago, caí en cuenta de que Pablo está hablando en el lenguaje de los griegos y ahí, oh maravilla! mi mente comenzó a trabajar asombrada: ¿qué cosas griegas usa y dice Pablo en este discurso? Lo copio a continuación para compartir mi sentimiento de contemplación maravillada de lo descubierto (Hechos de los Apóstoles 17, 22-32):
Pablo, erguido en el centro del Areópago, tomó la palabra y se expresó así:
— Atenienses: resulta a todas luces evidente que ustedes son muy religiosos. 23 Lo prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando los monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: “Al dios desconocido”. Pues al que ustedes adoran sin conocerlo, a ese les vengo a anunciar. 24 Es el Dios que ha creado el universo y todo lo que en él existe; siendo como es el Señor de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres 25 ni tiene necesidad de ser honrado por humanos, pues es él quien imparte a todos vida, aliento y todo lo demás. 26 Él ha hecho que, a partir de uno solo, las más diversas razas humanas pueblen la superficie entera de la tierra, determinando las épocas concretas y los lugares exactos en que debían habitar. 27 Y esto para ver si, aunque fuese a tientas, pudieran encontrar a Dios, que realmente no está muy lejos de cada uno de nosotros. 28 En él, efectivamente, vivimos, nos movemos y existimos, como bien dijeron algunos de sus poetas: “Estirpe suya somos”. 29 Siendo, pues, estirpe de Dios, no debemos suponer que la divinidad tenga algún parecido con esas imágenes de oro, plata o mármol, que son labradas por el arte y la inspiración humana. 30 Y aunque es verdad que Dios no ha tomado en cuenta los tiempos en que reinaba la ignorancia, ahora dirige un aviso a todos los humanos, dondequiera que estén, para que se conviertan. 31 Y ya tiene fijado el día en que ha de juzgar con toda justicia al mundo; a tal fin ha designado a un hombre, a quien ha dado su aprobación delante de todos al resucitarlo triunfante de la muerte.
32 Cuando oyeron hablar de resurrección de muertos, unos lo tomaron a burla. Y otros dijeron:
— ¡Ya nos hablarás de ese tema en otra ocasión!
Los temas griegos que mencionó Pablo entonces:
1. El areópago:
El Areópago (Ἄρειος Πάγος, "colina de Ares") es una colina cercana a la Acrópolis de Atenas. En la época clásica, fue el sitio del consejo aristocrático de la ciudad, una institución muy antigua que originalmente tenía funciones judiciales y políticas.
En tiempos de Pablo, en el siglo I, ya no era el centro del poder político, pero seguía funcionando como tribunal y como lugar donde se debatían temas públicos y filosóficos.
2. La alusión a un dios desconocido
2. La propia frase "en él vivimos, nos movemos y existimos"
3. La frase "estirpe suya somos"
(...en proceso...)