Me dio gusto saber de la publicación de esta novela. "Ahora que cae la niebla" cuenta de historia del cónsul ecuatoriano en Suecia, Manuel Antonio Muñoz Borrero, durante la Segunda Guerra Mundial y el rol que este jugó para salvar la vida de un número indeterminado de ciudadanos judíos, más allá de los deberes para con un Ecuador posicionado en el bando equivocado en esos momentos.
La novela está contada desde diferentes registros, el principal, es la voz de nuestro narrador. Los lectores lo iremos siguiendo a él en la búsqueda e intento de comprensión de la información que va a formar parte del relato que leemos.
El otro registro narrativo viene dado desde la voz del propio Manuel Antonio Muñoz, a quien leemos en ocasiones, por citas de sus propias correspondencias o escritos, en otras, por licencias valientes del autor que nos permitan acercarnos más al corazón y pensamientos de este personaje.
Valoración de la novela: como lo decía al principio de esta entrada, me dio gusto que se escribiera esta novela. En tiempos oscuros y tan mezquinos como el actual alivia y motiva saber de un personaje ecuatoriano que desde un cargo público y de manera discreta se jugó de manera desinteresada por proteger la vida de personas a las que no pensaba llegar a conocer. Más allá de este punto central, me atraparon una breve página dedicada a comentar por boca de los personajes, la situación del Ecuador al momento de la firma del Protocolo de Río de Janeiro y en segundo lugar, después de la mitad del libro, la narración casi detectivesca de la persecución del Mossad a Adolf Eichmann.
Puntos menos fuertes fueron los personajes alrededor del narrador que ayudan a develar la historia de Manuel Antonio Muñoz. Algunos de ellos existieron, como cuenta el autor de la novela en el epílogo, pero no lograron generar en mí mayor vinculación, a pesar de su rol reincidente (me refiero a los primeros parientes del consul con los que el autor se relaciona sobre todo al principio). En fin, cosas de la vida misma. Mayor atención sí tuve hacia el misterioso señor K, también un personaje real y la vida de los contemporáneos del propio consul Muñoz, como sus amigos el rabino Jacobson o el librero Olsen, estos sí, fascinantes por sí mismos.
Además del registro histórico-literario que esta novela construye, vale destacar el detalle de Vela de abrirnos a varias referencias musicales y literarias del contexto de nuestro personaje. Entre ellas, el propio nombre y foto de la novela, vinculados al gusto de Muñoz por Hesse y una experiencia cotidiana de grata simpatía para Muñoz con un vendedor de fotos de calle.
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