El siguiente pasaje es un tesoro literario de la historia de las relaciones entre la ciencia occidental y la Iglesia Católica. Fue utilizado como argumento a favor del geocentrismo en el proceso contra Galileo Galilei (a quien sus observaciones astronómicas le llevarían a confirmar el sistema heliocéntrico propuesto, no muchos años antes, por Nicolás Copérnico).
Cuando el Señor puso en manos de los israelitas a los amorreos, Josué habló al Señor y gritó en presencia de Israel: —¡Sol, quieto en Gabaón! ¡Y tú, luna, en el valle de Ayalón! Y el sol quedó quieto y la luna inmóvil, hasta que se vengó el pueblo de sus enemigos. Así consta en el libro de Yasar: El sol se detuvo en medio del cielo y tardó un día entero en ponerse.La Biblia de Nuestro Pueblo, Libro de Josué, capítulo 10, versículos 12 y 13
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