La inmovilidad de la mariapalito podría haber dado
a ciertos filósofos
razonamientos más convincentes que el de la flecha
o aquel otro más divulgado de Aquiles y la tortuga.
Ella no lo sabe
Si lo supiera luciría más filosófica de lo que parece
Todo llama a su transformación , nada quiere permanecer fijado a su ser
el poema pide ser prosa
la piedra pide ser agua,
el horizonte pide ser línea vertical
Pero la inmóvil mariapalito sólo quiere ser mariapalito
Muy flaquísima Señora del límite, del umbral
no sabe que, en realidad, ella es el más fino argumento
contra el estatismo que su apariencia pregona
que, sin que lo haya pedido, siendo un insecto de cuatro patas
algo dentro de ella, algo remoto, la mueve a ser palito
Por eso se llama así
Pero eso tampoco parece saberlo la mariapalito.
*Rómulo Bustos
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