Me pasaron este cuestionario y me pareció muy divertido. Comparto mis respuestas.
¿Crees que podrías ser mediador de lectura sin antes ser una lectora autónoma (que lee por iniciativa propia)?
No, al menos en mi caso, lo que tengo de mediador de lectura tiene todo que ver con mi gusto por la lectura y mi afán de compartir con otros ese gusto.
¿En qué momento entendiste que la labor de promover la lectura no es solo responsabilidad de los encargados de la biblioteca?
Creo que desde mi infancia. La Biblioteca de la escuela era un lugar agradable aunque poco promovido y los textos en esta no eran interesantes, sino más bien almanaques variados, de esos que uno observa una vez con curiosidad pero en los que no persevera sino un hay acompañamiento bueno o mayor cantidad de imágenes. La bibliotecaria tampoco llegaba con libros para ti ni se interesaba en tus paseos por lo estantes (aunque tampoco era una persona mandona o desagradable como suele ser el cliché. Creo que simplemente consideraba que su labor era conservar el espacio ordenado y en buen estado y saber la ubicación de los libros de texto que los profesores pudieran necesitar).
¿En qué momento de tu vida recuerdas que empezaste a ser lector autónomo, a leer por iniciativa propia, a elegir tus textos sin necesidad de la mediación de otro?
En mi infancia. No recuerdo mi edad. Quinto o Sexto Grado, creo. Llegó la colección de Libros Multiaventura al colegio y pude ojear varios. Llegué con el dato a mi casa y me dijeron que podía escoger tres. Escogí Fantasmas S.A., La isla misteriosa y El sabueso de los Baskerville. Además los propios libros te permitían escoger los pasos a dar, recuerdo que eso era muy emocionante. Por otro lado, casi al año de esa experiencia abrieron una tienda de comics a la vuelta de la esquina de mi casa, Christine's, así que ahí también iba a mirar lo que había. Me tocaba escoger uno pues no tenía para más. Eran los últimos días de la muerte de Superman (los primeros días de lo que sería su regreso de la muerte ) y para mí la apertura de un mundo gigantesco con el que me podía relacionar aun cuando no pudiera comprar todo lo que quería.
Por otro lado, siempre leí las tiras cómicas en el periódico y miraba con atención el suplemento infantil del fin de semana. Tal vez también ese fue un factor que estuvo presente en el proceso de una lectura sin mediadores.
Se dice que el proceso lector puede comenzar en el vientre materno, a los cuatro meses, cuando el bebé desarrolla el sentido del oído. ¿Cuándo, crees tú, empezó ese proceso contigo? ¿De bebé? ¿De preescolar? ¿En la escuela? ¿En algún otro momento posterior?
Creo que está bastante definido en las dos respuestas anteriores. Si vale decir algo más, recuerdo que mi mamá se sentaba conmigo a leer los textos de la escuela en las tardes y que mi papá me contaba cuentos y luego yo debía contárselos de vuelta, para mí eso era leer.
¿Quién fue tu primera mediadora o primer mediador?
Mamá y papá.
¿Alguna vez te sentiste obligado por padres o maestros a leer? ¿Cómo reaccionaste en este caso?
Jaja, no jamás. Recién me doy cuenta de ello. Simplemente me fui haciendo parte de procesos y mundos.
¿Tuviste a algún lector como modelo para iniciarte en la lectura? ¿Cuál fue tu reacción a esta influencia?
Mm, buena pregunta. Lo único que viene a mi mente es mi papá y tal vez mamá leyendo los periódicos en la mañana antes de salir a trabajar, al tomar el desayuno.
¿O tal vez llegaste desde la oralidad, los cantos, la poesía, los relatos?
Diría que desde la oralidad y los relatos. En la lectura de cuentos y tener que contarlos de vuelta. Lo curioso es que eso no pasó demasiado, ojo, pero fue suficiente para que yo comenzara a volar en ese mundo.
¿O sientes que descubriste el placer de la lectura por ti mismo?
Creo que parte del proceso fue sentir ese gusto. Por eso ha sido como no darme cuenta de varias cosas hasta el momento de estas preguntas.
Cuéntame alguna anécdota temprana sobre la lectura como experiencia placentera, no como una herramienta educativa.
Fantasmas S.A. y la tensión de tomar las decisiones acertadas o de explorar los finales con muertes trágicas. Las tiras cómicas cuando eran graciosas.
Háblame de tu experiencia con las bibliotecas, ¿hay una o algunas que influyeron en tu proceso lector?
Las bibliotecas, no. En casa no había muchas cosas interesantes para leer, esas las fui leyendo después. Y la de la escuela, como te decía, no contaba. Diría que fue la tienda de cómics. Tal vez la ventaja era que a pesar de no poder comprar mucho me podía llevar las cosas que compraba sin preocuparme de una bibliotecaria meramente administrativa que hiciera todo más difícil. Los cómics estaban ahí para ser vistos y comprados. Y eso que algunos venían con una funda y no podía pedir que los saquen todos para mirarlos. Pero el sólo hecho de poder ver sus portadas y poder llevarme uno creo que me hizo sentir parte de ese mundo. Lo normal era que asistiera mi día de compra y otros días sólo para mirar lo que había con calma.
La segunda experiencia buena que tuve no fue en una biblioteca sino en un librería, la tienda El Librero que abrieron en Riocentro Ceibos. Yo estaba en alguna etapa de mi adolescencia y recuerdo que leía textos que tuvieran que ver con sabiduría. El Librero fue una gran puerta a muchos de ellos. De nuevo, no sólo era el hecho de comprar, que siempre tuvo sus límites, sino el hecho de poder pasearme y mirar todo lo que había. Lo mismo me ha pasado con Mr. Books en años posteriores.
Experiencias de carácter más cerrado fueron las que tuve en la Universidad Católica. En la Biblioteca de la Facultad de Derecho me hice amigo de la bibliotecaria, Florcita, y siempre me permitía pasar a mirar los estantes. Eso me gustaba pues la experiencia del fichero siempre me pareció limitada. Otra, fue en la Biblioteca General de la Universidad Católica, el lugar no era acogedor pero recuerdo que comencé a explorar los ficheros. Lecturas agradables descubiertas ahí fueron los textos de Ortega y Gasset.
La siguiente experiencia buena que tuve de bibliotecas fue en Colombia, en la Universidad Javeriana, en donde el acceso a los libros fue similar a la experiencia de la tienda. Los libros estaban ahí para ser observados y llevados. Los bibliotecarios, dentro de ese lugar tan grande, eran tan solo guías orientadores (y además sabían lo que tenían y como buscarlo en un sistema informativo que tenía sentido). Por otro lado tenían un sistema de seguridad y de préstamos bastante ágil. Si es necesario puedo contar más de ello.
Finalmente, ¿cómo piensas que has incorporado tu experiencia lectora a tus actividades como mediador de lectura?
Sabes, aún no lo sé. Creo que lo voy perfilando. Lo primero es el hecho de poder conversar o compartir lo que estoy leyendo e interesarme por lo que otros están leyendo. Lo segundo, difundir los lugares en los que puedo comprar los libros de los cuales hablo o el hecho de llevarlos y compartirlos. En tercer lugar, la nueva tecnología me ha permitido crear el chat del cual participamos y en el cual me da gusto poder compartir lo que veo y enterarme de cosas nuevas.
Sobre estrategias más concretas para difundir lecturas aun tengo poca idea. Las Bibliotecas en los colegios siguen siendo las antiguas y cambiar eso requiere un proyecto y un buen protocolo de seguridad (es el miedo usual), sin embargo, observo que los maestros de literatura son creativos y se esfuerzan en buscar lecturas interesantes para los chicos, pero ciertamente les hace falta un apoyo complementario que aún me esfuerzo en buscar o poder crear (reforzar las bibliotecas de los centros o conseguir personas que organicen un espacio extra curricular para lectores).
Me sirve si me haces un breve resumen de tu carrera como educador y como mediador.
Como educador, la verdad recién hasta el día de hoy he pasado a formar parte de una comunidad educativa en el rol formal de educador-profesor, la experiencia aún es muy reciente para decir algo. Puedo decir más cosas sobre mi rol como mediador:
Como acompañante espiritual del Colegio Mayor de San Bartolomé idee dos pequeños proyectos: uno fue un pequeño taller sobre la Divina Comedia como apoyo a una de las profesoras y su ejecución del Plan Lector del Colegio. La cosa funcionó con los chicos que ya tenían un interés en el texto. Yo llegaba con algo preparado para profundizar en los detalles que había en este. Ibamos leyendo párrafo por párrafo o partes que les llamaban la atención y profundizábamos sobre lo que habían investigado, les llamaba la atención o yo tenía preparado para destacar.
La segunda experiencia en el colegio fue de apoyo a la profesora de inglés con chicos que tenían problemas en la materia. Me puse de acuerdo con ella para tener un espacio de lectura en voz alta de cuentos clásicos (Rapunzel, Caperucita) con grupos de cinco o seis. La idea era ayudarles a perder el miedo a equivocarse y practicar una lectura de corrido.
Una tercera experiencia de mediador fue en la cárcel distrital de Bogotá. La idea del proyecto era explorar el lugar para proponer una experiencia posterior a un grupo de voluntarios en donde, a través de la lecutra, se generaren vínculos entre ellos y los reclusos y reclusas. La experiencia duró uno cuatro meses y teníamos un taller de dos horas aproximadamente una vez a la semana. Puedo abundar en esta experiencia si fuera necesario.
Las últimas han sido la creación del chat del que participamos y la conversación y préstamo de libros de texto juveniles a profesores de mi centro educativo (el de "La historia de la ciencia" ha pegado millón). Creo que para el siguiente ciclo de clases propondré hacer una pequeña biblioteca colectiva en el salón de profesores. Con la del centro aun está por verse, se necesita una estrategia más armada.
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