Nuestos cuerpos no son para nosotros, son para otros.
Lo pensé a propósito de una refkexión que leí sobre una mujer que pensaba sobre sus senos. En cómo estos un día llegaban y no le preguntaban a ella sobre su preferencia de tamaño, ni forma y cómo, sin embargo, se volvían parte de la manera en que las personas se relacionaban con ella y, en casos extremos, se podían volver fuente de aceptación o rechazo.
Me acordé de esto pensando en los genitales y sus formas. No tienen ninguna utilidad para uno mismo en lo que respecta a sus formas, pero en el contacto con el otro sexo, tienen sentido y surge una nueva vida. Estamos en función de la vida.
Sin embargo, sentimos, vemos, entendemos, gozamos y eso también es parte de ella.
Este tema da para más, ya he de volver.
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