Todos los días llegan nuevos niños al mundo
y cada niño es una posibilidad
o la pura novedad.
Como el amor es nuevo,
así, el niño,
fruto del amor,
es la encarnación de la novedad
(que visitó en su momento a unos padres
detenidos uno ante el otro).
Dijo Platón que la belleza es aquello ante lo que uno se detiene
y,
¿quién no se ha detenido ante un niño
o un amor?
Me gusta la navidad
porque
(aunque hay mucho tonto al que le gusta recibirla mirando lo de encima)
es la celebración de la novedad que siempre llega al mundo
y la recibimos cantando
y arreglados con lo mejor
y reconciliando lo roto con el perdón.
La fiesta del niño Jesús
es la fiesta de todos los niños que llegan.
Y la fiesta de todas las novedades
que crecen entre las penurias
que se abren paso en ese inmenso mar
del que todo brota.
Oh, el oleaje de ese mar del que todos salimos hace millones de años
aún perdura.
Feliz Navidad.
*Un canto de Navidad.
El niño Cristo yacía en el regazo de María,
su cabello era como una luz.
(Oh cansado, cansado estaba el mundo,
pero aquí todo está bien.)
El niño Cristo yacía en el pecho de María,
su cabello era como una estrella.
(Oh severos y astutos son los reyes,
pero aquí están los corazones verdaderos.)
El niño Cristo yacía en el corazón de María,
su cabello era como un fuego.
(Oh cansado, cansado está el mundo
pero aquí está el deseo del mundo.)
El niño Cristo estuvo en la rodilla de María,
su cabello era como una corona,
y todas las flores lo miraron hacia arriba.
Y todas las estrellas lo miraron hacia abajo.
* G.K. Chesterton
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