(reseña personal en proceso)
Terminé de leer la Iliada. De acuerdo con mi registro de lectura, una anotación la parte posterior de la portada del libro, la compré o comencé a leer en enero del año 2019. Sin embargo, mi recuerdo de asistencia y compra en la feria del libro de Guayaquil data de finales del 2019. Tal vez, tal vez, quiere decir que la comencé a leer en enero del 2020 y tendría sentido. Aun así eso quiere decir que tardé casi 4 años en leerla.
Ahora bien, a diferencia de lo que solemos decir de oídas y por costumbre, La Iliada cuenta solamente un momento de la guerra Troya: el cierre de nueve años de intenso combate. No nos habla del rapto de Helena, sino que ya lo da por hecho, ni tampoco nos cuenta la peripecia del caballo de Troya. La historia de la Iliada comienza con la furia del héroe Aquiles contra el también griego rey Agamenón y de cómo este momento de enemistad y resentimiento le genera un grave peligro de derrota al ejército griego. Durante todo el nudo de este relato tendremos las intervenciones de los dioses para ayudar o arengar a los muchos héroes de uno u otro bando hacia una posible victoria. La historia culminará con el retorno de Aquiles a la batalla y con un sentido encuentro de este con el rey troyano Príamo, cuando va a su tienda en rescate del cuerpo de su hijo Héctor.
Ahora bien, aunque la lectura de esta historia me tomó algunos años, debo decir que sí disfruté mucho hacerla. Lo que me detuvo fue cierto momento demasiado reiterativo y descriptivo: hacia la mitad de la historia llegaron a cansarme sus muchas y detalladas descripciones de los juegos internos de los soldados griegos. Se dan a propósito de ... y como buen lector contemporáneo, no podía intersarme menos una pausa tan extraña, en medio de una situación mucho más tumultosa. Solo eso me detuvo y me apartó durante algunos años.
Sobre mi experiencia de lectura.
1. Edición: No sé de traducciones pero puedo decir que esta traducción de la historia (la edición de Penguin, que ven en la imagen) me pareció adecuada, amena, fácil de leer y comprender.
La lectura: Siempre tuve claro que el lenguaje que se utilizaba en ella iba a ser distinto del mío. Noté, por ejemplo un uso poco común de los adjetivos para aludir o presentar personajes. Inclusive llegué a citar un párrafo para un ejercicio de clase y los estudiantes reaccionaron del mismo modo...
Ese tipo de detalles, sin embargo, con un poco más de conocimiento y revisión de historia, se vuelve un punto de enganche o atención. Cada llamada a los dioses, "la de ojos de lechuza", "aquel que hiere de lejos", "el de pies ligeros", nos va ilustrando y llevando hacia un mundo de relatos orales, contados durante varios días, durante fiestas especiales, en boca de hábiles rapsodas, con hábiles recursos empleados para captar la atención de los oyentes, facilitar el recurso de la memoria o conectar diferentes historias entrelazadas, hizo de este punto un deleite. Me convirtió a ratos en un escucha silencioso de una melodía y ambiente oral y festivo.
Para cerrar esta reseña personal, entiendo por qué este libro es un clásico: habla de la guerra y de la amistad, habla de la familia y la pertenencia, recrea con gozo, viveza, y hondura los valores de un grupo humano vivo y apasionado. Sobre todo, da un lugar a cada uno de sus participantes. Cada persona cuenta y recuerda, transmite, cada muerte tiene historia y duele, mira a los ojos a lo ya no será. Cada miedo se siente al detalle, hasta en los vellos, y cada gesto magnánimo cautiva y está rodeado de una musicalidad sencilla y profunda.
PD. Un apunte sobre la compra. Recuerdo la sensación de gusto cuando la encontré. Generalmente uno se encuentra con versiones de la Iliada que son demasiado voluminosas y, por lo tanto, difíciles de llevar de un lado a otro o molestas de sostener durante mucho tiempo entre las manos. Tengo claro que esta historia épica no fue escrita pensando en el consumo y mi comodidad, por supuesto, pero eso no quita que a mi, lector contemporáneo, eso me haya detenido muchas veces en mi afán de leerla. La edición de Penguin Clásicos que muestro en la foto fue un flechazo visual y el hecho de tomarla y encontrarla tan ligera fue parte de que me animara. Para culminar, la edición del libro, el tamaño de sus letras y su espaciado también estuvieron muy bien.