sábado, 26 de mayo de 2018

Los dones del Espíritu Santo

Pasó Pentecostés en el tiempo pero no en el texto y la atención. Por aquí dejo otra referencia importante: el texto base desde el cual, en lo posterior, la Iglesia Católica hablará sobre los dones del Espíritu Santo. El texto está en el Antiguo Testamento en el libro del profeta Isaías, capítulo 11. Lo copio a continuación para compartir y también para dejarlo sentado como referencia rápida. La Biblia de la que lo he copiado es la versión on-line de la Biblia de Nuestro Pueblo/del Peregrino de Luis Alonso Schokel. Retoqué algunas palabras que no son comunes por otras que están en la Biblia de Jerusalén versión portuguesa (tronco por tocón, raíz por cepa) o por otras que encontré más adecuadas al sentido del texto y el lenguaje de la época (rama verde por vástago, por ejemplo) de acuerdo a mi clase de libros proféticos con Jaldemir Vitorio sj .
Pero retoñará el tronco de Jesé,
   de sus raíces brotará una rama verde
  sobre él se posará el Espíritu del Señor:
   espíritu de sabiduría e inteligencia,
   espíritu de consejo y fortaleza,
   espíritu de conocimiento y respeto del Señor.
  Lo inspirará el respeto del Señor.
   No juzgará por apariencias
   ni sentenciará sólo de oídas;
  juzgará con justicia a los desvalidos,
   con equidad pronunciará sentencia en favor de los pobres de la tierra;
herirá a la tierra con el bastón de su boca
y con un soplo de sus labios matará al impio.
La justicia será su cinturón
   y se ceñirá como fajín la verdad.
  Entonces el lobo y el cordero
   irán juntos, y la pantera
   se tumbará con el cabrito,
   el novillo y el león engordarán juntos;
   un chiquillo los pastorea;
  la vaca pastará con el oso,
   sus crías se tumbarán juntas,
   el león comerá paja como el buey.
  El niño jugará en agujero de la cobra,
   la criatura meterá la mano
   en el escondrijo de la serpiente.
  No harán daño ni estrago
   por todo mi Monte Santo,
   porque la tierra se llenará
   del conocimiento del Iahweh,
   como colman las aguas el mar.
Recuerdo la primera vez que leí este texto con más atención (tal vez hace unos 10 años) y la honda impresión que me causó. En esa ocasión me pareció comprender que de ahí salía "la lista" de dones que nos enseñan a recitar y tener presentes y creí percibir ese viso de esperanza que el profeta deseaba comunicar. Me produjo ese sentimiento de que esas características eran importantes y que yo desearía tenerlas para hacer el bien* y, a la vez, de que otros debían conocer tan desesperada y bella esperanza.


Ahora voy conociendo un poco más el contexto de los profetas y del pueblo de Israel y solo puedo imaginar y sentir, tal vez con mayores bases, lo decantadas y esperadas que tienen que haber sido aquellas cualidades y palabras. Tal vez en algún momento "dé" para escribir sobre Isaías pero por ahora me limito a transcribir aquí ese texto.

* Es curioso, recordaba desde la mirada de Charles Taylor que para los antiguos, al menos en el mundo griego, el bien era algo que uno deseaba hacer porque era bueno (percibido y sentido como bueno). Creo que este texto, en contexto palestino, también invita o logra lo mismo. En Taylor hay toda una narrativa sobre los cambios en la percepción del bien, tal vez algún día me pueda sacar el tiempo para releer sobre ello y decir alguna buena cosa al respecto.

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